Así lo describen los especialistas de la Fundación para el Desarrollo Sostenible que realizaron la segunda edición del curso Negocios y emprendimientos desde la Economía Circular y están preparando una tercera para este año.
InfoNegocios participó de esta instancia de capacitación que promueve el uso eficiente de los recursos, la construcción de infraestructuras que no dañen el ambiente y la creación de empleos ecológicos.
Uno de los desafíos globales de la Agenda 2030- los objetivos de desarrollo sostenible (ODS)- es garantizar el consumo y producción responsable para mejorar la calidad de vida de las personas y el planeta. “Y en esto la economía circular tiene mucho que aportar, porque es restaurativa y regenerativa; busca que los productos, componentes y materias mantengan su utilidad y valor máximos en todo momento, distinguiendo entre ciclos técnicos y biológicos”, explica Elga Velásquez, asesora en programas de ODS y Economía circular y presidenta de la Fundación para el Desarrollo Sostenible.
En la economía circular se produce un ciclo continuo de desarrollo positivo que conserva y mejora el capital natural, se optimiza el uso de los recursos y se minimizan los riesgos del sistema al gestionar una cantidad finita de existencias y unos flujos renovables.
El objetivo de sustituir productos unidireccionales por productos «circulares por diseño» es generar redes de logística inversa y otros sistemas para respaldar la economía circular. Entre las ventajas de este paradigma se incluyen mayores tasas de desarrollo tecnológico, materiales, mano de obra y eficiencia energética mejoradas y la generación de empleos ecológicos.
Diseños de productos sostenibles
“En el diseño de un producto es clave responder estas preguntas: ¿Qué voy a hacer?, ¿para quién lo voy a hacer?, y ¿con qué materiales lo voy a hacer?, menciona la magíster Gabriela Villafañez, diseñadora industrial y docente del curso de economía circular.
Es fundamental utilizar materiales de impacto reducido, reducir la materialidad del producto, evitando utilizar materiales y aditivos que puedan llegar a afectar a la capa de ozono. Se trata de no usar materias primas y componentes muy intensivos en el uso de energía. “Es fundamental elegir materiales alternativos a aquellos que corren peligro de extinción, analizando el uso de acabados superficiales con menor impacto”, detalla Villafañez.
Además se trata de optar por materiales derivados de recursos naturales, reciclables o con alto contenido reciclado, libres de sustancias peligrosas o producidos mediante procesos ecológicos.
En la economía circular se apuesta por elegir materiales de proveedores locales, materiales monolíticos de una sola pieza, usando el mínimo número posible de materiales.
En cuanto a la distribución del producto es clave reducir el impacto privado tanto por el embalaje como en la gestión posterior. Se trata de enviar el producto desmontado, para que el montaje se produzca en el destino. “Es fundamental realizar un estudio y optimización de la carga en camiones y contenedores, así como de las rutas de carretera a seguir en el proceso de reparto”, aclara Villafañez.
En economía circular se trata de aumentar la vida útil del producto, reduciendo el impacto final del producto, una vez finalizada su vida útil pues debe ser gestionado como residuo. “La idea es diseñar y fabricar productos que puedan ser desmontados en minutos, facilitando instrucciones para el desmontaje, la separación, aportando manuales para la gestión del producto como residuo y reutilizando los componentes”, concluye Villafañez.