Warren, considerada de izquierda progresista, hace un paralelismo de su propuesta con los ferrocarriles, quienes en su auge transportaban grandes cantidades de acero. Tras comprar las fábricas disminuyeron el costo de transporte de su propio acero, elevando el costo logístico de sus competidores, dando origen a corporaciones gigantes y llevando a la quiebra a sus rivales.
Amazon, por ejemplo, no dejaría vender externamente a nadie más barato de lo que vende a través de su propia plataforma de comercio. Google promociona sus propios servicios a través de su buscador y Facebook eliminó dos potenciales competencias al comprar WhatsApp e Instagram.
Lo que la senadora busca evitar es que el beneficio que obtienen estas empresas sea por dominio de mercado más que por un mejor producto o servicio, teniendo en cuenta que pasan por Google el 90% de todas las búsquedas en internet, y que junto a Facebook acaparan el 58% de toda la publicidad digital que hoy circula en la web.
La riqueza de los fundadores de Facebook, Google y Amazon es mayor a la riqueza combinada de la mitad menos rica de Estados Unidos, por lo que Warren también acompaña su propuesta principal con un impuesto a la riqueza que llega hasta el 3% anual para quienes tienen más de US$ 1.000 millones.