Estaban todos los elementos para que fuera un gran acto y terminó siendo un formalismo pobre.
Macri parecía que venía a traer malas noticias y no a presentar una inversión de US$ 500 millones.
Marchionne (el CEO mundial de FCA) se presentó mal trazado y dio un discurso de ocasión en italiano, contrariando la más elemental regla de protocolo de disculparse -al menos- frente al auditorio.
Sólo el ministro Roberto Avalle tuvo la predisposición de dar notas de prensa y explicar que la expectativa para el sector metalmecánico este año es conservar puestos de trabajo y capear la crisis en Brasil.
En este contexto complicado, es aún más resaltable la apuesta de FCA por la planta de Córdoba donde destinará esos US$ 500 para fabricar un nuevo modelo cuya producción arrancará a mediados del año próximo. Se estima una producción anual de 100.000 unidades, con un 80% destinada a la exportación.
A la hora de los discursos, Juan Schiaretti (un asesor de imagen para el gobernador no vendría mal, por cierto), explicó que la Provincia apoyará la apuesta de Fiat con dos obras clave: $ 9 millones en mejorar el acceso a la Circunvalación en la zona de Ferreyra y otros $ 6 millones en capacitación para los nuevos empleados directos de Fiat y sus autopartistas.
No obstante, el mayor aporte de todos los cordobeses a Fiat no fue mensurado: la exención de Ingresos Brutos por 10 años habría que calcularla sobre producción futura. Además habrá un descuento del 25% sobre el mayor consumo eventual de energía, si supera el promedio de consumo energético de los últimos tres años.
“Brasil nos ha golpeado, está transitando serias dificultades y esto causa problemas en el empleo de nuestra industria automotriz. Este será un año de transición, no será fácil”, se sinceró Schiaretti.
En sus palabras -leídas en italiano pese a que habla seis idiomas- Sergio Marchionne (el capi di tutti capi) dijo que “(esta) elección asigna al establecimiento de Córdoba un rol central en el industrial de FCA en América Latina… Esta fábrica recibirá la más moderna tecnología hoy disponible en el sistema industrial de FCA”..
Al cierre, Macri hizo un discurso serio, pero con tramos donde se lo notó conmovido: recordó que trabajó en la planta de Fiat (en la época que Socma “chocaba” la marca en Argentina) y mencionó a compañeros de ruta en aquel entonces. Sobre el final -y ante un aplauso sorpresivo- el presidente volvió a quebrarse y apresuró el final de sus palabras para cerrar el acto.
La puesta en escena fue austera, según dicen, por pedido expreso de Presidencia, con un escenario bajo (para generar cercanía) y la presencia de apenas unos 200 operarios (Fiat está con programas de suspensiones rotativas por la crisis en Brasil).
Para una buena noticia, salió un mal evento. Una pena.