Aunque sus productos están presentes en todo el mundo y opera directamente en 38 países, Fischer inició solo en Argentina un modelo de franquicias que complementa sus otros canales de venta:
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Grandes superficies de construcción (Easy, Sodimac)
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Ferreterías y corralones (atendida por vendedores propios)
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Grandes proyectos y obras especiales (como fijar todas las butacas de la cancha de River)
Desde finales del año pasado, además, iniciaron un proceso de venta de franquicias que esta semana abrió en Córdoba su cuarto local, con proyecciones de llegar a los 10 a 15 locales antes de fin de año.
El primer local de la ciudad está en Av. Sagrada Familia al 1300 y ya está en obra el segundo en calle Alvear en el centro, que se sumarán al local propio que opera Fischer en Buenos Aires y las franquicias de Maipú (Mendoza), Pilar (Buenos Aires) y -en breve- Salta y Tucumán.
Además de sus famosos tacos Fischer que representan el 20% de las ventas, la empresa tiene 20 líneas de productos y más de 2.000 referencias para distintos tipos de anclajes y fijaciones.
Con locales de unos 60 a 70 m2 de superficie de venta y -además- un espacio de capacitación la marca alemana inicia en Argentina un nuevo canal de venta que es seguido con interés por la casa matriz.
Hugo Pacheco y Matías Díaz, franquiciados del local de Fischer sobre Av. Sagrada Familia al 1300
Argentina, es un mercado muy relevante para Fischer tanto por historia como por posicionamiento: están abriendo en las próximas semanas una nueva planta de producción cerca de Pacheco (Buenos Aires) saltando de sus actuales 2.500 m2 cubiertos en Munro a 8.000 m2 cubiertos en un terreno de 16.000 m2, todo en un predio que supo operar Fargo.
En ese nuevo predio (Panamericana y Ruta 197) se invirtieron US$ 6 millones; desde ese enclave producen un 40% del total de productos que venden en el país, además de exportar a varios mercados desde Argentina (dato curioso: el mercado norteamericano, por ejemplo, reporta a la filial argentina, como referencia del peso que Fischer Argentina tiene en la región).
Tacos, sí, pero mucho más también
Si un argentino ata todo con alambre, se podría decir que -a la hora de colgarlo o fijarlo- usa (y abusa) de los tarugos Fischer. “Tenemos soluciones de fijación química (en pomos con aplicadores) que son idóneos para muchos trabajos que se siguen haciendo con tacos. Hay un largo camino de capacitación y docencia y -en eso- cada franquicia tendrá un espacio exclusivo para ampliar el uso de nuestros productos”, explican desde la marca.
Fischer trabaja más de 2.000 SKUs distintos (referencias o productos únicos), agrupados en 20 líneas, incluyendo máquinas automáticas que “disparan” clavos y que todavía no tienen gran desarrollo de mercado en el país.
Sus fijadores químicos tienen también un enorme potencial de desarrollo: se vende en Argentina el 1% del volumen del mercado italiano, principalmente por falta de conocimiento y difusión de estos productos.
Muchas industria y hasta juguetes
Además de sus sistemas de fijación y anclaje, Fischer tiene una unidad Automotive (productos para interior de vehículos), Electronic Solutions, Fischer Consulting (asesoría en grandes proyectos con metodología Kaizen) y hasta Fischertechnik, una unidad de juguetes didácticos para el sistema educativo.