Luego de ver la idea en el exterior, Carlos Rodríguez Pons volvió a al país, registró Playboy (en los ‘70) e inauguró una fábrica de ropa que confeccionaba jeans, buzos, remeras, entre otras prendas que comercializaba en todo el país.
Rodríguez Pons asentó la marca en casi todas las clases de productos pero no de servicios. Por eso más tarde, los americanos también registraron la marca en Argentina pero para servicios (televisión, revistas, videos).
Según cuenta uno de sus hijos, Marcello, “En los ‘80, cuando la cosa se pone mala”, su padre dijo: "como yo no puedo abarcar todas las cosas que se pueden fabricar bajo la marca, voy a otorgar licencias a otras fábricas, empresas o negocios y me pagan a mi un royalty".
Así él se sale del negocio de la producción, y aparecieron en el mercado diferentes productos con el conejito en su etiqueta: lencería, preservativos, artículos de marroquinería y de cosmética. Generalmente las licencias tienen un período de vigencia de 5 años, y se van renovando o no.
Incluso, Rodríguez Pons (padre) usó Playboy para denominar una serie de edificios que desarrolló.
Este año, Marcello que es arquitecto (fue multipremiado por sus obras en Argentina y el exterior, ver aquí) y, polifacético como su progenitor, lanzó una línea de vinos. “Papá también estaba en el mundo de los vinos, fue gerente de Esmeralda, hoy Catena Zapata. El año pasado, durante una conversación le pregunté, ¿qué te quedaste con ganas de hacer en tu vida? Y la verdad que siempre me hubiera gustado, me dice él, unir lo que yo sé de vinos y la marca que tengo”.
Entonces Marcello decidió armar una nueva empresa y ser un licenciatario más de la marca (aunque también es parte del directorio de Playboy).
Playboy Wines contrató al enólogo Diego Rosso (quien trabajó para Achaval-Ferrer) y crearon 3 productos: un vino (malbec) y dos espumantes (extra brut y rosado). Se trata de vinos de gama media que tienen un valor de US$ 12 la botella. La producción la tercerizan en Mendoza: trabajan con tres bodegas, entre las que se encuentran dos champagneras.
Rodríguez Pons (hijo) destaca los ejes principales de la nueva empresa:
- Una buena marca
- Un muy buen producto
- Creatividad en todos los procesos
¿El concepto? “Al igual que la moda, donde no todos los años se usa lo mismo, con los vinos nosotros entendemos que pasa algo similar. Por eso, el concepto de Playboy Wines es ofrecerle a nuestros clientes el mejor producto en cada momento”, define el arquitecto.
Los vinos se comercializan en Córdoba y Buenos Aires. En la capital cordobesa sus productos se pueden adquirir en algunas vinotecas como Jabugo Almacén Gourmet, La Nueva Bodega, Fratelli y Falabella.
Lo que viene
La línea completa es de 6 productos, por ello piensan lanzar los próximos tres vinos cuando estén listos.