"Si como se comentó anteriormente, una empresa genera un porcentaje alto de las visitas a un sitio, gratuitamente, lo mas rápidamente posible y redistribuyendo los ingresos de publicidad a los publishers (vía Google AdSense y Admanager), creo sería bueno considerar a esa empresa un aliado mucho más que un competidor ", responde a turno Juan Manuel Lucero, news Lab Lead para Hispanoamérica de Google.
Aunque suene a "pelea, pelea" (en el lenguaje de Los Simpsons), el intercambio sucede amablemente en las 178 Junta de Directores de Adepa, la Asociación de Editores de Argentina que nuclea a los principales medios del país y donde Google y Meta son... ¡patrocinadores!
La tensa y -al mismo tiempo- cordial y necesaria relación entre las plataformas y los medios se replica en todo el mundo, con un pequeño gran asterisco en algunos países como Australia, Francia o Alemania donde los publishers ya han conseguido (o están a punto de) que Google pague a los medios por la indexación de sus contenidos.
Desde Adepa creen que algo similar está "al caer" en Argentina: "la discusión no es si Google y Meta deben pagar a los medios sino a partir de cuándo y cuánto", se escucha cada vez con mayor convicción desde la entidad.
Por ahora, Google y Meta apoyan y financian programas de capacitación para periodistas y medios pero "es como si el terrateniente le convidara un mate cocido al agricultor que reclama por la reforma agraria", grafica un editor.
Aunque los vientos de la tecnología han terminado llevando casi todo el agua de la publicidad a los molinos de Google y Meta, la situación podría estar llegando a un punto de inflexión: los editores y los periodistas parecen ser los más idóneos para hacer frente a las fake news, las "burbujas" que encierran a las personas en sus mismas creencias y otros males sociales que la política y los políticos miran cada vez con más atención y preocupación.
Twitter y Facebook cancelando las cuentas de Donald Trump (por entonces presidente de los mismísimos Estados Unidos) y luego haciendo la "vista gorda" a las operaciones informativas contra Rusia en la invasión a Ucrania están dejando en claro a los más despabilados que la administración de los contenidos del planeta no puede quedar en un par de manos.
Por eso Adepa matizó con inteligencia su posición sobre el proyecto (luego fallido) de Gustavo Beliz para regular las discusión en redes sociales: “Adepa ha alertado reiteradamente sobre la opacidad de los algoritmos de las plataformas y redes sociales y su efecto en la polarización del debate público. Sin embargo, consideramos peligroso promover iniciativas que pretendan regular estos fenómenos desde el Estado o con participación estatal, por su potencial impacto sobre la libertad de expresión y la pluralidad del debate público”.
En ese párrafo se resume el momentum: como te digo una cosa, te digo la otra. Las plataformas son “opacas” y polarizan el debate público, pero los editores siempre van a estar con la libertad de expresión.
Tomando algunas líneas de Borges, podríamos decir que a los medios nucleados en Adepa y las plataformas (también adheridas a la entidad), no los une el amor, sino el espanto.