- Lo malo: la recaudación nacional cayó 3,6% en 2019 (en términos reales, descontada inflación), es decir, acompaña la estimación de caída del PBI (que rondará una cifra similar).
- Lo bueno: diciembre fue el mes que menos cayó: -04% interanual, lo que abre una luz de esperanza… ¿en enero “pega la vuelta” la serie?
- Lo raro: durante 2019 hubo dos meses de crecimiento interanual, agosto (cuando la actividad amagaba levantar antes de las PASO) y noviembre (cuando los derechos de exportación crecieron fortísimo por las liquidaciones del campo ante la inminencia del nuevo gobierno y la anunciada suba de impuestos y retenciones.
En los números del Iaraf (el instituto que orienta Nadin Argañaraz y se especializa en números fiscales), la pequeña caída de diciembre (repetimos, -0,4%) se explica en el salto de los derechos de exportación, es decir, por retenciones (ver PDF aquí).
Si miramos el IVA DGI (el que pagamos en las compras diarias), cae fuerte en diciembre, lo que es una señal a contramano de una eventual recuperación del consumo.
Perooo… si miramos créditos y débitos bancarios (otro indicador importante de actividad y cadena de pagos), la caída de diciembre es solo 0,7%, contra un acumulado anual del - 3,1%. Se empiezan a mover los pagos, se diría.
En la misma sintonía, aportes y contribuciones (patronales) también disminuyen la caída y muestran empresas que normalizan sus pagos de nómina (o al menos, dejan de empeorarlos).
Las cifras de enero -que Afip presentará a principios de febrero- serán clave para ver si la “mini-tendencia” se mantiene y en qué rubros o si el incremento de impuestos de la Ley de Emergencia vuelve a enredar las cosas.
Al final del túnel parece verse algo como una luz… (hay quienes teman que sea un tren de frente).