El “chico bien” de Barrio Norte no se conforma con ser un viento pasajero en la historia argentina. El peronismo (esa nostalgia que da votos) terminó de tomar conciencia anoche que la intemperie del poder puede ser larga.
No lo cree así el resabio del kirchnerismo que resiste como resistió el menemismo hasta 2003. Es el tablero soñado para Durán Barba (que ayer se mostró en el escenario con Vidal): Macri vs. Cristina es un partido que está ganado 9 de cada 10 veces en los escenarios del destino. La apuesta de “la señora” es que el modelo económico se caiga a pedazos antes de 2019, que nazca un cisne negro en la economía mundial y la sociedad vuelva cabizbaja a sus brazos.
Ella -o “Ex Ella” como le gusta decir a Borenstein, el hijo de Tato- perdió ayer por muchos puntos, pero se paró en el centro del ring con una sonrisa como si hubiera ganado: “el resto de las fuerzas opositoras no ha resistido el avance del oficialismo”, dijo minutos antes que el 22 de octubre se convierta en 23 y en página de historia. Todos los opositores (menos su fuerza) perdieron votos entre las Paso y las legislativas, exageró. Mal de muchos, consuelo.
Cristina dejó en claro que no piensa moverse -por voluntad propia- de ahí, del centro del escenario. Habló de su espacio como la “base” de la construcción de la oposición y de “voto fundacional”. Como si pensara que no fuera a ir presa, CFK hizo su puesta en escena enamorando a sus acólitos, cada vez menos y todavía muy significativos para el mapa político.
Massa y Randazzo cumplieron a regañadientes con la conferencia de prensa que la Asociación de Políticos Profesionales le exige a sus afiliados. Bla, bla, bla… chau.
El siempre lúcido Rosendo Fraga hizo números rápidos anoche: Cambiemos logró en el mapa nacional 42 puntos. Los K, sumando a groso modo, 22. El resto del peronismo 20. Mientras el peronismo define su pulseada, Cambiemos tendrá tiempo para reforzar su construcción política y económica.
Atribuyen a Napoléon una máxima inexpugnable de la política: “si el enemigo se equivoca, no lo distraigas”. (IB)
Macri gana un partido clave para el bicampeonato (CFK pasa los cuartos y quiere otra final en 2019)
Se veía venir. Y vino: el mapa político se tiñó de amarillo. Macri y su fuerza política ganaron la crucial elección de medio término, un paso que (casi) le garantiza terminar su mandato, algo tan elemental como difícil de cumplir para una fuerza no peronista en Argentina. Y como el triunfo fue cómodo, Cambiemos se ganó el derecho a pensar en seguir en 2019, máxime aún porque del otro lado “la señora” no se baja y quiere seguir en pelea.