Mientras que la primera edición (2014) contó con apenas 8, en estos días pasó por Buenos Aires la 6ta edición de la Feria de Vinos Orgánicos y Sustentables con la participación de casi 30 bodegas y mucha expectativa para un público (en aumento) que encuentra en el vino una nueva fuente de placer “palativo” y social (las entradas costaban $ 790 y se podían comprar vinos que iban de los $ 250 a los $ 1.500).
Al fenómeno del vino en sí, los orgánicos tienen el plus de ser “modernos” por estar a tono con el compromiso ambiental y, por lo tanto, ser muy buscados en el exterior, ya que se producen sin utilizar pesticidas, herbicidas, ni fertilizantes. A la vez, los vinos biodinámicos dan un paso más y son producto de entender al ecosistema como un organismo vivo y complejo.
“La producción biodinámica sigue los principios orgánicos, pero además suma la utilización de preparados vegetales y el uso de un calendario de siembra basado en el movimiento de los astros, explica Juan Pino, licenciado en Ciencias Ambientales y cofundador de esta Feria de Vinos. “Su sistema está basado en las teorías de Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía y creador de las escuelas Waldorf”.
Según el SENASA, Servicio Nacional de Sanidad, más del 95% de los vinos certificados como orgánicos se exportan. La Unión Europea representa el 75% del total exportado (4.810.078 litros en 2018) y de esa cantidad, el 67% tiene como destino el mercado danés (2.012.309 litros en 2018) y el sueco (1.195.574 litros en 2018). Otros grandes importadores son Estados Unidos (4%), Suiza (3%), Japón (3%) y el 15% restante se distribuye en diversos destinos del mundo, como Brasil, Canadá, Colombia y Rusia.
“Lo que queda en el país de la producción de vinos orgánicos es apenas un 1%, por lo que alguien podría decir que es más probable conseguir un vino orgánico argentino en Dinamarca que acá”, agrega Panchi Barreiro, periodista especializado en vinos y también responsable de la Feria de Vinos Orgánicos y Sustentables.
Otro aspecto muy tomado en cuenta por los importadores es el tema del precio justo, una práctica que garantiza que al productor se le pague un “precio justo” y, al mismo tiempo, se aseguren óptimas condiciones laborales. Bajo este método, además de realizar un aporte significativo en los trabajadores, se potencia el desarrollo de la comunidad donde viven. Bodegas con certificación de Comercio Justo también estuvieron presentes en la Feria este año.
El cuidado del ambiente, de la salud del consumidor y garantizar formas de trabajo dignas y respetuosas son las cualidades que complementan la calidad del vino en sí y representan factores decisivos a la hora de la compra/venta en el llamado Primer Mundo.
Según el Instituto de Investigación en Agricultura Orgánica (FiBL, en inglés), con 3 millones de hectáreas la Argentina es el segundo país con mayor cantidad de tierras agrícolas orgánicas, ubicado detrás de Australia (27,3 m) y delante de China (2,3 m).
Una gran oportunidad para seguir avanzando en el mercado internacional.