“Creamos donaciones georreferenciadas, donde se identifica un inmueble que está a la venta en el mercado inmobiliario de tierras que tiene bosque nativo. Sabemos que ese inmueble va a ser desmontado porque de hecho sale publicado en la góndola inmobiliaria que se dedica a este tipo de actividades”, explica Emiliano Ezcurra, director del Banco de Bosques.
Luego, la comunidad de donantes lo que hace es donar una cantidad que se traduce en metros cuadrados. Se trata de una donación geo referenciada. “Después vamos al terreno y colocamos una estaca con el nombre del donante y con las coordenadas para que sepa que ese es el pedacito de bosque que salvó”, describe Ezcurra. Este mecanismo permite una trazabilidad directa, las donaciones se realizan por débito automático o tarjeta y eso va a una cuenta bancaria. “Desde aquí sale para la compra del inmueble a través de una operación transparente pagando todos los impuestos que pague la ley”, agrega Ezcurra.
El ex ambientalista, que trabajó 20 años en Greenpeace y fue vicepresidente de la Administración de Parques Nacionales, señala que el Banco de Bosques es una iniciativa made in Argentina. “Hace 12 años armamos un software, que se coloca en una imagen satelital a través del programa Google Earth y la gente puede, con esa imagen, saber dónde está el bosque que estamos salvando. Con el mejoramiento de las definiciones de las imágenes se puede llegar a calcular la huella de carbono presente en ese bosque”, añade.
Si una empresa dona $ 10.000 por mes para compensar emisiones de CO2 en un año habrá evitado que se emitan 216,5 toneladas de CO2. “Eso es el equivalente a lo que emiten 216 autos en un año. Lo anterior, si se tiene en cuenta que un auto mediano recorre unos 5.000 km al año”, detalla Ezcurra. Las donaciones van desde $ 500, $ 1.000, $ 1.500 u otro importe y se realizan mensualmente.
En todo el mundo los bosques son propiedades privadas que se compran y se venden en el mercado de tierras como si fueran las operaciones que se realizan con las viviendas y los departamentos. “Una comunidad de donantes en metros cuadrados, que le den fuerza a una organización que compra tierras para sacarlas de las garras de las topadoras, es algo urgente”, propone Emiliano.
Banco de Bosques irrumpió recientemente en el mercado de compensación de la huella de carbono y empresas como el Banco de Galicia, Global Logic, Tarjeta Naranja están entre sus principales clientes que compensan su huella salvando bosques. “Estamos orgullosos de haber superado la vara de los US$ 20 millones en donaciones externas en menos de 10 años con una ONG que funciona sin oficina y con tan solo 5 staff fijos”, dice orgulloso Emiliano.
“Este dinero entró y se inyectó en la economía real, se utilizó para comprar inmuebles privados a argentinos que dejaron la plata en el país, las tierras a su vez se donaron al Estado para crear parques nacionales y provinciales, y además casi un tercio de las donaciones se destinaron a infraestructura y equipamiento en Parques Nacionales existentes”, añade.
Además se compraron insumos en comercios locales y se emplearon más de 50 argentinos en los diversos proyectos, desde los constructores de senderos y refugios hasta los servicios jurídicos y contables. Sin contar con los efectos indirectos que se generan por la ampliación de la oferta turística que el tener mayor infraestructura permite lograr. "Ya quedó atrás la época en los ecologistas solo protestábamos contra las empresas que contaminan”, sostuvo.
Regenerar los bosques con soluciones viables
Desde su perspectiva, lo fundamental es brindar soluciones económicas viables, cambios tecnológicos, innovación y políticas públicas modernas que contribuyan a despertar el potencial sustentable de nuestro país. Emiliano Ezcurra no deja de ser un activista en lo más profundo de su ADN pero considera que mantener una actitud permanente de alumno ante la vida es clave para evolucionar.
Entre la ecología y la economía también había una grieta y en parte todavía hoy la hay. “Pero tenemos que avivarnos de que cuando te caes en una grieta, una de las formas de salvarse es usando las dos paredes para poder trepar a la superficie”, expresó convencido. Esto significa que ambos lados de la grieta ofrecen aspectos positivos y constructivos. “Si las empresas y las ONG buscamos lo mejor de cada uno vamos a realmente a lograr un planeta sustentable”, añade.
A partir de un número creciente de donaciones de metros cuadrados de bosques, Banco de Bosques logró con éxito dar fin a la campaña “Falta Uno” para salvar a Curvas del Urugua-i. Y dio a conocer su nuevo desafío: salvar el bosque nativo Las Araucarias, también en Misiones.
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