Hace más de un año que los conferencistas colombianos (de trayectoria internacional) Juliana y Alejandro Ambrad detectaron que para un disertante, el darse a conocer no es tarea fácil; cada uno hace su esfuerzo por separado y solo pocos logran visibilidad.
Así, en abril lanzaron la plataforma Mentes a la Carta, que viene en auxilio de esos profesionales que recorrían el camino solos. “Creemos que si nos unimos de manera desinteresada, podemos crecer más rápido y llevar el conocimiento a más empresas”, sostiene Juliana.
Representa una opción gratuita frente a las agencias tradicionales de conferencistas que por lo general, se limitan a manejar perfiles muy específicos y dejan fuera otros que son muy buenos pero poco conocidos. “A las agencias le interesan esos profesionales que son casi celebridades, que cobran tarifas poco asequibles para la mayoría de las empresas o desarrolladores de eventos, porque ellas se llevan una comisión”, agrega la fundadora.
La plataforma es abierta para que expertos en distintas temáticas puedan subir toda su trayectoria, sus videos, recopilar comentarios y calificaciones de su audiencia (al ser algo intangible, la recomendación es algo clave a la hora de vender) y así darles a los clientes mayores certezas a la hora de contratar la persona que necesitan.
¿Cómo funciona?
El conferencista se registra, arma su perfil y solicita su publicación. Mentes a la Carta hace una revisión rápida y lo publica. Y es ahí, cuando el perfil está visible, que el mercado se encarga de hacer de manera colaborativa la evaluación on line de cada una de las mentes (con comentarios, evaluaciones, opiniones).
Un profesional puede registrarse como conferencista (audiencia superior a 50 personas), capacitador (público de hasta 30 personas, perfil más técnico y específico en una temática), coach empresarial, docente, panelista, moderador. Ocurre que muchos son varias cosas a la vez.
Los temas que abordan son muy variados y donde más registros hay es en mercadeo (marketing digital, redes sociales, marca personal), recursos humanos (desarrollo de personal, liderazgo, felicidad corporativa, empleados felices) y tecnología.
Algunos usuarios pueden solicitar además la etiqueta VIP (son los conferencistas de mayor trayectoria). En ese caso, la revisión de antecedentes que hace la plataforma es más exhaustiva: por un lado, personal encargado de la validación asiste a una ponencia del profesional para evaluar su conocimiento, manejo del público, oratoria, etc. Por otro, se corroboran datos con clientes que contrataron previamente sus servicios. (Ser VIP tiene costo, pero por ser el año del lanzamiento, actualmente es sin cargo).
Cuando un cliente entra al sitio y ve un perfil que le llama la atención puede contactarlo a través de la plataforma y el mensaje le llega “a la mente”, de manera directa a su email y WhatsApp para cerrar el negocio (sin costo alguno de intermediación).
Para medir la efectividad del sitio como herramienta de encuentro, los fundadores hacen un seguimiento del proceso de negociación entre las partes. Desde abril, de las 1.500 mentes registradas de 25 países (mayor presencia de colombianos, españoles y mejicanos), el 50% ya ha realizado negocios a través de la plataforma (de Argentina hay 9 de las cuales una ya ha cerrado contratos y 3 están en tratativas con clientes en el exterior).
Mentes a la Carta funciona como una ventanilla única donde una empresa puede encontrar el nivel de profesional que desee y el que se ajuste al presupuesto con el que cuenta. “Vas a conseguir desde oradores que cobran más de US$ 10.000 por una charla hasta el que pide US$ 300 por una ponencia. Esto permite democratizar el acceso al conocimiento y a los disertantes a todo tipo de compañías”, sostiene la fundadora.
¿Cómo se sustenta la plataforma?
Hay algunos servicios (tanto para conferencistas como para los clientes) con cargo. Por ejemplo, cursos destinados a entrenar oradores, a posicionar la marca personal, a realzar la presencia del profesional en canales digitales, la gestión de planes de capacitación para empresas y la venta de libros (escritos por las mentes registradas) de la cual la plataforma obtiene una comisión.