Por ahora son 8 unidades ubicadas dentro de la estructura del hotel boutique Las Bayas, lo que permite disfrutar de servicios de alta calidad pero pagando US$ 25 por noche en temporada baja y 35 en alta (contra los más de 100 de una habitación convencional).
Cada una de estas unidades o cápsulas single, está diseñada en madera, tiene sommier extra large, escritorio, TV, varios enchufes, locker, colgadores y perchas. También blanquería premium, ojotas, bolsas para basura y, pagando un extra, se adquieren batas y cepillos de dientes hechos en bambú. Además, los amenities son amigables con el ambiente (biodegradables) y cruelty free.
“En vez de room service 24 horas My Pod ofrece un SUM service que está abierto todo el tiempo y que el huésped puede utilizar para lo que necesite”, cuenta Sabrina Hernández, una de las impulsoras (junto a sus dos hermanas) de este formato de alojamiento. “Lo diseñamos teniendo en cuenta qué buscamos nosotras cuando viajamos, que básicamente es buena cama, buena ducha, buenos servicios y un lindo ambiente”.
Por todo esto My Pod es ideal para quienes quieren servicios premium con conciencia ambiental, gustan de compartir espacios y, a la vez, quieren pagar menos que una tarifa de hotel boutique convencional. Un dato extra es que cada cápsula (que mide 1,20 metros x 2) tiene una cortina blackout que permite aislarse del entorno.
“Los alojamientos en cápsula nacieron en 1979 en Osaka, Japón, y rápidamente se propagaron por toda Asia, sin embargo para quienes no estaban habituados resultaban tétricos o sofocantes”, explica Sabrina, “pero el concepto ha evolucionado muchísimo hasta llegar a propuestas como las de My Pod donde el huésped se siente cómodo tanto en la cápsula como en los ambientes compartidos”.
Más allá de los servicios hoteleros en sí, los pasajeros cuentan con un cronograma de actividades semanales que incluye bicicleteada, degustación de vinos, clases de cocina y yoga, entre otras que se adaptan a las diferentes épocas del año. Además tienen acceso a todas las áreas comunes como el wine bar, el restaurante y los baños con duchas para mujeres y para hombres.
A la vez My Pod, como emprendimiento, tiene un costado social ya que a través del programa CA-FE (Cápsulas con Fe, en homenaje a la mamá de las creadoras que falleció producto de un cáncer) entregan viandas a personas de bajos recursos que realizan tratamientos oncológicos en el hospital de Esquel.