El trasplante de materia fecal o, mejor dicho, de microbiota intestinal, se trata, ni más ni menos, que de la inoculación de una suspensión de microbiota correctamente procesada de un donante sano en el tracto gastrointestinal de una persona enferma. “La microbiota es un grupo de microorganismos que van a ayudar a la persona: le van a mejorar el metabolismo, le van a dar una resistencia a las infecciones, a los procesos inflamatorios, a evitar el desarrollo de neoplasias y mejorar la autoinmunidad. Eso es lo que se busca”, dice María Daca Álvarez, médica del Hospital Clinic de Barcelona.
Para quién está recomendado
“Actualmente la indicación más aceptada es para personas que tienen clostridium difficile refractario, una bacteria que puede causar diarrea y afecciones intestinales más serias. Pero también se está estudiando para otras enfermedades como colon irritable, la encefalopatía hepática o la enfermedad inflamatoria”, dice María Daca, una gastroenteróloga argentina radicada en Barcelona, especialista en la materia.
Cómo se hace
Hay un banco de donantes de heces. “La elección del donante es muy rigurosa, todas las heces son estrictamente controladas con análisis de sangre de los pacientes. Se descarta todo tipo de enfermedades, entonces una vez que se eligió la muestra hay varias formas de realizar el trasplante: puede ser por colonoscopia, por cápsula, por sonda o enemas”, explica Daca.
La técnica más usada es la colonoscopia: el paciente llega, se lo seda, se realiza la colonoscopia y se introduce toda la muestra de materia fecal.
¿Ventajas? “Son muchas, principalmente para restituir una microbiota sana y también activar el sistema inmune”, concluye la especialista.