El oasis de los dioses
No es posible transitar frente al lugar sin detener la marcha. Y no solo por su osado estilo arquitectónico, que contrasta brutalmente con las construcciones de la cuadra, sino porque el sitio no pasa desapercibido por la extraña sensación que genera y que invita, o más bien, tienta y seduce hacia su interior. Como si los dioses de la antigua Roma susurraran al oído atrayendo al caminante a ingresar. Una vez adentro el presente se desdibuja al punto de engañar a los sentidos, como también al tiempo y al espacio, me animo a decir. Una especie de inmersión hacia la edad antigua, una experiencia digna de regalarse. El arte, el diseño, la simbología implícita y la arquitectura del lugar están en sintonía con lo filosófico. Las enseñanzas del Quijote de la Mancha están presentes, o mejor dicho, vigentes y plasmadas en las paredes del local. Se respira un misticismo irresistible para los sentidos curiosos del ser humano.
Qué tiene para ofrecer
Alojamiento y gastronomía son el objetivo de este negocio que ofrece un total de 12 habitaciones dobles de 3 categorías diferentes, una terraza enigmática y la piscina climatizada que pareciera evocar las termas romanas de la antigüedad.
En la planta baja, el restaurante y la cafetería están abiertos al público general desde primera hora de la mañana hasta el final del día. La carta invita a degustar diferentes variedades de desayunos y meriendas, también almuerzos, y cenas.
Todo el conjunto arquitectónico está inspirado y ambientado en la edad antigua; esa marcada identidad es el diferencial que lo hace único dentro de la oferta turística y gastronómica de Villa Carlos Paz y de la provincia.
La historia de la historia
Detrás de la soberbia estructura hay cuatro socios, hermanos y primos. Arturo y Juan Grisoni, y Eric e Ivan Guerrieri, todos son comerciantes pero cada uno desempeña un rol fundamental. Iván me cuenta que sobre el terreno de Terra Firma funcionó un antiguo hotel familiar que pertenecía a su abuelo.
La propiedad estuvo cerrada durante muchos años, hasta que sintieron el pulso de reflotar el negocio hotelero de su abuelo, como una forma de honrar su historia, aunque refuncionalizando el concepto; aggiornado al mundo contemporáneo, a las nuevas formas de experiencias turísticas y gastronómicas pero trayendo el pasado, como las bases fundamentales y las raíces esenciales para construir presente. Lo lograron a través de un concepto distinto, único. Cuando le pregunté por qué una experiencia así, Iván me respondió “la intencionalidad de ir un poco en contra de las modas y tendencias actuales, en la búsqueda de lo verdadero, de lo trascendental”. El concepto estético del negocio “apunta también a que la gente pueda apreciar y se fomente el arte, la arquitectura, el diseño, la filosofía y la música”.
La construcción les llevó 5 años y 2 meses donde hubo imprevistos, equivocaciones y cambios sobre la marcha, incluso algunos de los cambios no estaban en los planes y “parecían estar dispuestos por fuerzas más allá de las terrenales” confiesa y agrega “no podíamos tener miedo a equivocarnos y a experimentar, si queríamos lograr algo diferente”. Y el resultado del proceso sin dudas salta a la vista.
Los socios están convencidos de que la idea no surgió solo de ellos, sino que fue gestada por “los dioses” de la antigüedad, quienes guiaron y guían el destino del negocio, incluso el sitio pareciera construido para ellos, para otros tiempos.
Otra particularidad del lugar es que sobre una de las paredes en el patio, se lee una fase de El Quijote de la Mancha; “fue elegida para honrar y rememorar valores y sabidurías del pasado que hoy en día están perdidas y que tanto bien nos haría como sociedad tenerlas más latentes” concluye Iván.
Expandirse o Franquiciar
La marca Terra Firma seguirá en constante cambio y sin dudas crecimiento, pero sus dueños entienden que solo el tiempo y “los dioses” marcarán el futuro del negocio.