El 2020 fue un año condicionado por la pandemia para muchos sectores y empresas, sin embargo Zafrán, la empresa argentina fundada en el año 2012, pudo atravesar tempestades y terminó el año con números positivos.
En el mes de abril obtuvo su certificación B por su impacto económico, social y ambiental, y se sumó al centenar de empresas argentinas que poseen dicha catalogación.
Además en el transcurso del año Zafrán logró lanzar 3 nuevas líneas de productos, coherentes con la tendencia del consumo y la producción responsable, logró cerrar el año con un 55% más de facturación en pesos, un 24% más de kilos comercializados y sumó 8 nuevos empleados en planta permanente.
En 2020 la marca mejoró sus prácticas en muchos niveles, desde ahorro de energía y reciclado de residuos en depósitos, oficina y planta o criterios de responsabilidad a la política de compras de materia prima y contratación de servicios, hasta una serie de acciones pensadas como programas.
“Tengo muchos amigos emprendedores y soy solidario con la irremontable situación que muchos debieron enfrentar. Nosotros tuvimos la suerte de estar en el rubro alimenticio. Pero no fue eso lo único que nos salvó. Sería injusto con el equipo y conmigo mismo si no reconociera que debimos esforzarnos muchísimo para no posponer los planes de crecimiento. En marzo se desplomó de un día para el otro el 30% de nuestras ventas, que venían del canal de oficinas. También se complicó mucho la producción”, cuenta Nito Anello, cofundador de Zafrán.
Después de un año finalmente alentador Zafrán proyecta comenzar a exportar en 2021, siempre fiel a la idea de mejorar el mundo a través de la alimentación.