Estos números son engañosos y lo saben peronistas y cambiemitas, siempre y cuando no se vuelvan a fracturar, posibilidad siempre latente en la liga opositora. También ambos saben con certeza que pueden reportar costos para el oficialismo en el cuarto oscuro las ausencias de las dos excluyentes figuras del PJ en el último cuarto de siglo. Verbigracia, José Manuel de la Sota, fallecido en septiembre de 2018, y Schiaretti, inhibido constitucionalmente para un tercer mandato.
Esto y un sinnúmero de sondeos alienta a unos e inquieta a muchos a otros. Debe tenerse en cuenta estos albures para leer las implicancias del flamante mega plan de obras para el área metropolitana que anunciaron ambas administraciones por 8.000 millones de pesos. Algo así como 50 millones de dólares para ejecutar en un año –después de los comicios ya no son “operativas”-, lo que equivale a un mini Plan Marshall express.
A un año de los próximos comicios, hay muchos rumores y pocas certezas. Con grados de probabilidad descendente, se sabe que Martín Llaryora va a competir por la Gobernación desde el peronismo, que Luis Juez va a hacer lo propio desde la entente cambiemita o desde donde logre articular sus propósitos y que Rodrigo de Loredo deshoja margaritas entre competir por uno u otro cargo.
Sin rupturas, todos son candidatos competitivos. Llaryora tiene una muy buena imagen cosechada en sus dos primeros años en el, desde hace más de 20 años, complejo municipio capitalino. Debe recordarse que el 12 de mayo de 2019 ganó la compulsa, aunque sumando lo obtenido por los dos candidatos de la hoy oposición hubiera sido casi un empate. En criollo, tal vez el PJ no haya hecho pie firme en Capital. De ahí que en su edición del viernes Alfíl diera cuenta en su crónica principal de que el peronismo busca “atornillar” el distrito.
Abriendo un poco esta consigna se puede leer con claridad que el PJ entiende que para consolidar las posibilidades en el lance por la Gobernación, deben mejorarse los resultados de 2019 que llevaron a Llaryora a la Intendencia. Es un combo: un mejor resultado en la Capital mejora las chances para El Panal. El razonamiento puede llevarse más lejos: Schiaretti necesita de un triunfo en la provincia para poder jugar, por lo menos de partenaire, en el escenario nacional.
Este razonamiento, más que sus posibilidades objetivas, es lo que ha motivado un sinnúmero de hipótesis en circulación. Una de ellas de manera preponderante: que el nombre de Schiaretti vuelva a estar en el cuarto oscuro, como candidato a intendente.
Esto fue descartado in limine por altas fuentes provinciales. Es lógico. Porque poner a cargo de las calles, plazas y el transporte urbano a una primerísima figura política nacional es poco menos que una irreverencia.
Pero es que tan solo la posibilidad de tenerlo como adversario puede hacer que quien quiera competir por el cargo de lord Mayor –De Loredo, por caso- restriegue su trasero sobre la silla. Schiaretti como posible candidato a intendente no es atornillar el distrito: es ponerle cuatro bulones. Y esto también conduce una pregunta sin respuesta: si se dispone de un as en la manga, ¿para qué se lo da a conocer con tanta anticipación y no se sorprende en las vísperas?
No obstante, algunas cosas suceden en Juntos por el Cambio. Los dirigentes radicales y territoriales de la UCR repiten a coro en cada encuentro “esta vez la UCR pondrá desde el candidato a gobernador hasta el último concejal”. Pero son “paradas” al comienzo de las negociaciones, después se tragan todos los sapos que sean menester deglutirse. Y si no, recuerden Gualeguaychú y a Mauricio Macri.
Menos declarativas y con más consistencia son las versiones del crecimiento de una “doctrina pacífica” en los cambiemitas, consistente en aceptar algunos hechos y no hacer olas. Traducido: Juez candidato a Gobernador y De Loredo a la Intendencia.
Después de todo, Juez y su Frente Cívico son un partido unipersonal, lo que le da un margen amplísimo al actual senador nacional para entregar a sus socios desde la vicegobernación hasta el último legislador. Después de tanto tiempo en abstinencia, esto es dulce de leche para los radicales. Que deben tener presente que en 2003 Juez les comió todo su electorado sin nada a cambio: su por entonces Partido Nuevo sacó en las municipales el 57% y la UCR el 8%.
Las urgencias primero, las ulterioridades, después. Estas deberán responder a dos preguntas: 1) Si Juez es candidato de todo JPC, gana las elecciones y le va bien en la administración ¿quién se quedará con todos los votos? 2) Si no le va bien en la gestión, ¿qué caudal electoral le quedará a la UCR?