100 años atrás
La innovadora apuesta vino de la mano de Máximo Demaria, Agustina Guzman y Mariano Fatala, tres jóvenes amigos, ahora socios, que seducidos por un viejo cartel de venta pusieron ojos en la esquina vejada por el paso del tiempo, donde funcionaba un taller mecánico.
Lo que ellos desconocían era que a principios del siglo 20, allí mismo funciono un bar. La historia se remonta a 119 años atrás cuando dos italianos, Maringa y Parin compran a la compañía de tierras argentinas un extenso terreno donde poco tiempo después levantan un bar; el “boliche de los Perassi”. El negocio además fue pionero en organizar bailes populares hasta que cerró su barra a finales de los años 40 y se transformó en un taller mecánico hasta el 3 de julio del 2024, cuando cerró ese ciclo y persianas para, 10 meses después, reabrir sus puertas como bar.
Mantiene la esencia en sus paredes de barro pero ahora intervenido por la modernidad, el diseño y un toque personal de los socios. Un espacio tan instagrameable que es inevitable fotografiarlo.
¿Porqué una cafetería más?
Panache se originó como una panadería tradicional y funcionó dos años de esa manera en un local pequeño de Oncativo. Con la intención de expandirse buscaron locales con potencial, céntricos. La antigua esquina les pareció interesante y muy desafiante por la intervención que debían afrontar. Maximo afirma que”el objetivo está puesto en ofrecer productos diferenciales, servicio de calidad y algo más… Una ventanita lateral da la posibilidad del take away”.
Gastronomía gourmet: la clave del éxito
Ofrecen pastelería artesanal estilo europea, para acompañar un inigualable café de especialidad. Sandwicheria exclusiva y de autor, donde probar los chacinados locales tan identitarios también.
Y por la noche, coctelería con tapeo como combinación perfecta para cerrar la jornada.
¿Cuál es el plusvalor del negocio?
El espacio al ingresar atraviesa los 5 sentidos; buena música, armonía visual, los mejores sabores y mobiliario muy confortable. Un ambiente que invita a quedarse.