Hace cinco la tradicional lomitería cordobesa El Candil tenía un solo local, en el mismo lugar donde abrió sus puertas en 1978: Avenida Colón 5448 de la ciudad de Córdoba.
En 2018 lanzó su modelo de franquicias. Desde entonces llevan abiertas seis nuevas sucursales. La primera fue en 2019. El local funcionaba perfecto, pero vino la pandemia y con ella el aislamiento.
“Había colas para comprar y de pronto las ventas bajaron notablemente, hasta se nos complicaba para pagarle a los proveedores”, cuenta Nicolás Leal (34), tercera generación de El Candil.
Por ahora todos los locales están ubicados en Córdoba Capital. Pero se viene una nueva fase: la expansión en el interior de la Provincia.
“Estamos listos para abrir nuevas sucursales en el corto plazo. El negocio se ha consolidado y también hemos crecido como equipo”, dice Nicolás.
Planean llegar a las principales capitales. Carlos Paz, Villa Allende y Río Ceballos están entre las primeras. Pero también desembarcarán en Villa María y Río Segundo.
Las tres claves de la expansión
Para explicar su fenomenal expansión, Nicolás enumera al menos tres razones. Según dice, El Candil tiene una clientela y reconocimiento de marca de más de 45 años. “Además se trata de un producto probado y aprobado por los clientes, de altísima calidad. Y, sobre todo, es un negocio rentable”, sintetiza.
El producto fue premiado como el mejor de Córdoba. Uno de sus secretos reside en los aderezos caseros y en el chimichurri. “Logramos multiplicarnos sin perder calidad”, pondera Nicolás.
Sus exquisitos lomitos salen en 15 minutos. Además, la marca sumó en los últimos años nuevas ofertas. En la carta se pueden encontrar hamburguesas, milanesas y ensaladas.
La lomitería más antigua
El Candil está entre las lomiterías más antiguas de Córdoba. Si bien hubo otras anteriores a ellos, varias ya cerraron.
Todo comenzó el 30 de octubre de 1978, de la mano de Hugo Nalino y su esposa Elsa Gerbaudo. Desde entonces, el local que instalaron en la cochera de su casa, jamás dejó de producir lomitos.
Más tarde se sumó Catalina Nalino (empezó como moza a los 14 años), hija del matrimonio. Y en 2018 Nicolás Leal, hijo de Catalina.
Se trata del primer profesional de la familia, recibido de licenciado en Administración de Empresas. Con él comenzó el actual modelo de franquicias.
El tradicional local de Avenida Colón tiene capacidad para más de 400 clientes. Allí trabajan unas 20 personas, algunas desde hace dos décadas.