Hoy, en lo más alto de Córdoba, en el piso 34 de la Torre Capitalinas, Juan Carlos Rabbat, el fundador de la Universidad Siglo 21, se toma un café con Íñigo Biain. Habla del futuro de la educación superior, analiza la coyuntura y lo que la pandemia trae para quedarse. Pero va mucho más allá.
Íñigo Biain: ¿Cómo es eso de que estás estructurando un grupo? ¿Qué hace ese grupo?
Juan Carlos Rabbat: Yo soy un empresario. Como empresario siempre creo que lo que no crece se muere. Esa es una frase del fundador de Nike, que dice “grow or die”. Y yo la creo genuinamente. Creo que cuando una persona es emprendedora o empresaria siempre tiene que crecer porque si no creces hay algún competidor que se queda con tu mercado o se queda con su producto, o lo supera, o lo innova, lo mejora y perdés todo. La imagen de que llego un punto y me quedo tranquilo en la vida empresaria no existe; mucha gente cree que los empresarios son ricos, se hacen ricos y ahí viven. Los empresarios están con la tensión de que un competidor le saque su mercado. Entonces, la verdad que yo soy consciente de esto. Si soy empresario tengo que permanentemente innovar y crecer.
IB: ¿Y en qué líneas de negocios estás trabajando? ¿En qué mercados?
JCR: Estamos desarrollando, básicamente, un grupo educativo. Independientemente de las inversiones (personales) que no tengan que ver con la educación, nos concentramos en armar un grupo educativo. El grupo educativo tiene segmentos: Educación Universitaria; Educación técnico-profesional; Long Life learning, o sea educación para la vida; y un segmento de eTech, o sea, tecnología para instituciones educativas, donde se junta el software, el código con know how educativo. Estamos buscando conquistar el mundo. En una de nuestras verticales está Capabilia, y hoy tiene alumnos en 145 países del mundo. Es la alianza con el Club Barcelona y eso nos ha permitido tener gente de todo el mundo. Todo eso desde Córdoba: salimos de la provincia y del país y nos proyectamos al mundo.
IB: ¿Qué estás viendo para el 2021?
JCR: Va a ser un buen año. Comparado con el 2020 va a ser un buen año. Primero por el rebote. Eso siempre te da la sensación de que las cosas van mejor. Pero por otro lado, como hay elecciones en el segundo semestre, el gobierno va a seguir alimentando la máquina económica con subsidios, por lo menos todo el primer semestre. Entonces vamos a vivir un veranito ficticio. Yo lo digo crudamente. Pero la verdad es que si el país no logra incrementar su tasa de inversión... o sea, el ahorro interno y la inversión externa no supera el 20%, 25%, no tenemos posibilidades de crecer. (Por este camino) vamos a ir a una crisis mucho más profunda de la que tenemos. Hay algo que tenemos que entender: no se puede distribuir lo que no se genera. Argentina hace años que se viene comiendo todos los ahorros. Entonces nos vamos empobreciendo cada vez más.
IB: ¡Clarísimo! Y no puedo más que compartir tu visión. Pero, ¿de quién es el problema? ¿De la dirigencia que no explica bien el problema? ¿O la gente que no quiere asumir el problema?
JCR: La gente nunca quiere asumir los ajustes. En una familia que está acostumbrada a vivir bien… Yo, por ejemplo, tengo mi esposa, mis hijos, mis sobrinos y tíos... ¡Estamos bien! Viajamos todos los años, cambiamos el auto seguido y bueno, aparece una crisis y hay que ajustarse, ¡nadie quiere hacer el ajuste! Para eso tiene que haber liderazgo. Argentina carece de un liderazgo político consciente que le diga la verdad. Que le diga “no se puede gastar todo lo que queremos, no se puede vivir más arriba de lo que podemos y es necesario crecer para poder seguir viviendo como vivimos”.
IB: No te es ajena la política. ¿Tenés algún dejo de esperanza de surgimiento de nuevos liderazgos?
JCR: Yo creo que no hay solución para el país sin un acuerdo político grande, creo en este momento, que hay una dificultad de ese acuerdo político por los extremos. Los extremos que representa un sector del gobierno oficialista y los extremos que pueden aparecer, por ejemplo, con versiones ultramontanas como la ultraizquierda o la ultraderecha que aparecen ahora como Espert o Milei. Esos extremos condicionan un acuerdo político en gran escala.
IB: ¿Cómo estás viendo en términos generales la educación? Cuando ingresaste a la educación era una realidad, hoy, 20 años después es otra...
JCR: En educación es lo mismo que la familia que se come los ahorros. Nos comimos los ahorros de la Ley 1420 de Sarmiento. Sarmiento nos dejó una idea: educación pública; todo el mundo haciendo el primario; después todo el mundo haciendo el secundario; nos elevamos como sociedad a través del conocimiento y la educación. Y eso, que es el axioma Educación Pública gratuita y accesible para todos, se ha transformado en un coto de caza política, descuidado muchísimo la calidad educativa, entonces hoy tenés educación pública y gratuita donde la gente no quiere ir, colegios que la gente no quiere mandar sus hijos. Así, aumenta la educación privada y eso no es una buena noticia. La buena noticia sería que aumente la educación pública pero por la calidad, por una competencia de calidad. Y esencialmente la educación privada se ha transformado en una educación de más calidad que la pública. Lo cual es lamentable, porque lo que es verdaderamente igualador es la educación pública. Necesitamos un Estado que se haga cargo de que no es solamente masividad, sino también calidad. El Estado debería poner el ojo en la calidad y en la formación de los docentes, en la rigurosidad de su evaluación permanente y no esto que tenemos de gremios que proponen docentes que cada vez trabajan menos, que tienen derechos, pero no obligaciones.
IB: Pareciera que la UES, por la vocación con que fue armando su estructura, que al principio era a distancia, después era educación mediada por tecnología, se estaba preparando para una pandemia. Pero cuando sucedió y ya no se pudo ir más al campus, ¿cómo los agarró?
JCR: Nuestra rectora, Belén Mendé, en tres días adaptó el sistema presencial a online. Pero hubo que hacer muchos cambios, porque nuestro sistema presencial era 100% presencial. Y pasó a ser 100% online. Esperamos que en el 2021 tengamos 70% presencial y 30% online. O sea, no vuelve más el presencial histórico, los alumnos tampoco soportarían volver 5 horas de clases de lunes a viernes. O sea, la virtualidad trae un cambio donde el futuro va a ser blend. Todo va a ser blend. Actividades presenciales, socializantes y de práctica de trabajo y mucho virtual. Y el rol del docente es totalmente distinto. Ya no es más el rol del docente que ilumina a los alumnos desparramando conocimiento. Hoy el docente es una persona que está en el centro del aula, un aula invertida, donde es un coach del trabajo de los alumnos, de la búsqueda de información y de la resolución de problemas que los alumnos encaran. Nosotros íbamos en esa dirección y la pandemia nos aceleró.
IB: ¿Pero educación mediada por tecnología no es solamente dar clases por Zoom, no?
JCR: El problema que hoy tenemos es que mucha gente cree que dar clases online es dar clases por Zoom y no es así. Va a haber un tiempo de adaptación porque dar clases mediadas por tecnologías implica una adaptación de todo el sistema educativo. Nosotros no tercerizamos la educación en los docentes. Muchas instituciones tercerizan y si tienen docentes piolas, los alumnos aprenden y sino, no. Nosotros creemos que tenemos que tener un sistema que asegure que todos los alumnos disfruten aprendiendo y obtengan competencias. Creo que estamos a la vanguardia de eso y por eso somos la universidad privada más grande del país. Todos los sectores estudian en la universidad.
IB: Desde que te subiste a aquel avión a encontrarte con César Pelli para contarle tu sueño, ¿cómo está el campus ahora, qué reflexión tenés en este año tan especial?
JCR: Cada vez que entro y miro el campus, los siete edificios, los árboles crecidos, el pasto… pienso “qué fortuna que tengo de poder ver materializado un sueño que era un plano en papel”. Me siento un privilegiado. Y aparte es una obra que va a quedar para Córdoba y creo que mi familia está dejando a esta comunidad algo valioso.
IB: ¿Le faltan cosas? ¿Cómo lo ves?
JCR: Ha sufrido la ausencia de alumnos este año. Ha sido un tiempo muy triste al verlo vacío. Ahora estamos volviendo a ver movimiento y estamos cambiando las modalidades de trabajo también, vamos a modalidades más flexibles. Cambió el trabajo esta pandemia.
IB: Vos me dijiste una vez que estabas haciendo una universidad para 200 años...
JCR: Bueno, ¡a Pelli yo le dije que era un campus para 500 años!
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