En esa sintonía, Coca-Cola Argentina y Aerolíneas Argentinas anunciaron la renovación de su alianza para acompañar la experiencia a bordo con nuevos gestos que apuntan directo al terreno de las emociones. El objetivo no es sólo brindar un servicio, sino construir momentos memorables: instantes que queden asociados al viaje, al disfrute, a esa mezcla de ansiedad y expectativa que todos sentimos cuando subimos a un avión.
“Queremos construir historias y emociones que harán que nuestros pasajeros se sientan siempre en casa cada vez que viajen con nosotros”, destacó Fabián Lombardo, presidente y CEO de Aerolíneas Argentinas. La frase sintetiza el espíritu del acuerdo: que un vuelo no sea apenas un traslado, sino un espacio donde las sensaciones juegan su propio papel.
La alianza vuelve a tomar vuelo bajo un lema que resume la energía compartida: “Juntos podemos volar más alto y juntos la felicidad es compartida”. Esa idea, que podría sonar aspiracional, encuentra anclaje en algo muy concreto: convertir el servicio a bordo en una experiencia cercana, cálida, familiar. Una Coca-Cola bien servida puede ser un detalle mínimo, pero también un disparador de recuerdos, un sabor que acompaña historias, un ritual que calma o que celebra.
Desde ambas compañías aseguran que la sinergia irá tomando forma a través de distintas acciones durante el año, algunas vinculadas al servicio tradicional y otras más conceptuales, diseñadas para sorprender y reforzar esa sensación de "bienestar viajero". No se trata sólo de sumar un producto más al carrito, sino de elevar el estándar emocional del viaje: un gesto amable de la tripulación, una sonrisa, un pequeño detalle que convierta la rutina en ritual.
En tiempos en que la experiencia de usuario pesa tanto como el destino, Coca-Cola y Aerolíneas Argentinas apuestan por construir un relato compartido: que viajar también puede ser un momento de felicidad simple, de disfrute cotidiano, incluso en medio del apuro. Y que, a veces, la diferencia entre un vuelo más y un vuelo memorable está en esas pequeñas cosas que te hacen sentir, aunque sea por un rato, que estás en casa, aun cuando estás volando por encima de todo.