El miércoles 26 de noviembre, Polo 52 fue el escenario del cierre formal de IncubaCor 2025. En el acto se reconoció a los 150 emprendedores que finalizaron el programa, tras un recorrido que combinó clases, tutorías y validación de sus proyectos empresariales.
Acompañaron el ministro de Producción, Pedro Dellarossa; el subsecretario de pymes, Segundo Sosa; el director de Apoyo a la Pequeña Empresa, Santiago Peralta, y autoridades de las universidades que trabajaron en conjunto con la provincia para poder llevar a cabo las mentorías: Universidad Siglo 21, Universidad Nacional de Córdoba, Universidad Nacional de Villa María y Universidad Nacional de Río Cuarto.
Desde la Subsecretaría de pymes remarcaron que el objetivo central de IncubaCor es la validación comercial de modelos de negocio que todavía están en etapa de inicio, ayudando a que una idea se convierta en empresa sostenible. En la presentación se describió al programa como esfuerzo, dedicación, perseverancia y compromiso que sale de la lógica motivacional para ofrecer herramientas concretas: proyectar crecimiento, empleo, exportaciones, normas de calidad y, en definitiva, construir negocios que perduren en el tiempo.
Este año se fortaleció al programa, el cual desde su creación en 2017 había acumulado tan solo 70 egresados. Dada su política de federalización, IncubaCor pasó a sumar 150 egresados solo en 2025, ampliando altamente la cantidad histórica de proyectos acompañados. La meta explícita de la Subsecretaría es que al menos 70 % de los proyectos que participan provengan del interior de la provincia, reforzando la impronta federal del programa y evitando que las oportunidades queden concentradas en la capital.
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El recorrido se dividió en dos tramos: un primer mes de trabajo con clases y tutorías para evaluar compromiso y potencial del proyecto, y una segunda etapa de 4 meses de preincubación, con 16 talleres y una tutoría mensual 1 a 1 por emprendimiento para acompañar sus objetivos particulares.
Los contenidos abarcan tanto habilidades blandas como herramientas técnicas: desde cómo presentar un pitch hasta aspectos contables, legales, de flujo de fondos y formalización. A eso se sumaron módulos optativos sobre registro RNPA para productores de alimentos, primeras decisiones para exportar o la lógica de las empresas B, entre otros. Con un plantel de más de 100 docentes y tutores de las universidades aliadas se trabajó en cortes reducidos, donde cada tutor acompañó de manera cercana a 3 o 4 proyectos.
La tasa de supervivencia de los emprendimientos que pasaron por el programa alcanza, según la Subsecretaría, el 90%, duplicando la estadística mundial de supervivencia temprana de nuevos negocios.
También hay datos duros sobre formalización y empleo. Aproximadamente 26% de los egresados optó por inscribirse como responsable inscripto y 60% eligió el monotributo como figura fiscal. En cuanto al tamaño de los equipos, 30% de los emprendimientos contrató entre 2 y 5 empleados y 10% ya tiene entre 6 y 10 personas en su plantilla. Además, cerca de 10% de las empresas surgidas del programa se transformó en firma exportadora, un indicador clave para el perfil productivo que busca la provincia.
Mirando hacia adelante, la Subsecretaría trazó una hoja de ruta ambiciosa: proyecta que, si se mantiene la tasa de supervivencia actual, los 150 egresados de esta cohorte pueden transformarse en unas 500 nuevas empresas en los próximos 5 años, generando alrededor de 1.000 puestos de trabajo formales en la provincia.
La agenda 2026 ya está en preparación: las autoridades anticiparon que las nuevas convocatorias para IncubaCor se lanzarán entre abril y mayo, con una modalidad similar y ajustes menores para seguir escalando en volumen sin perder calidad.
El mensaje final fue claro: cada emprendedor que egresa de IncubaCor es un potencial nuevo integrante del mapa pyme cordobés, y el desafío del sector público, el privado y la academia es acompañar ese salto.