“Como siempre, los Achaval Ferrer fueron los más convocantes en sus stands pero también resaltaron los vinos Gran Delirio de Olivera Scotti y Malbec de Ángeles de la bodega Ángeles”, detalló Ravich.
Entre el público se escuchaban elogios por la alta calidad de las marcas que convocaron este año y algunos llamados de atención a la cantidad de gente que se registraba en los horarios picos: “la franja ideal para visitar el evento era de 18 a 20 porque después tipo 21.30 se llenaba y –aunque sea un detalle y todos la pasaron bien- menos gente habría dado lugar a un mejor desenvolvimiento”. Lo cierto es que se registró un pico de 1.900 en total que visitaron la muestra el viernes mientras que el jueves hubo 900.
La perlita gastronómica
Este año se sumaron restaurantes serranos a la oferta de vinos para acompañar y darse a conocer entre los presentes. Gran Vadori, La Guarida, Engel y Torgnole Gastronomique. Este último resaltó con un postre muy particular: chupetines de chocolate con albaca bañados en porcelana comestible (sí, así como leés).
Una más y no bebemos más
Los interesados en participar de la próxima edición deberán esperar al año que viene pero –desde la organización aclaran- antes de noviembre.