Rodeado de naturaleza, el espacio es mágico, combinando un generoso bosque donde la casona de estilo normando con fusión de materiales del lugar, de arquitectura endógenas muestra 3 plantas.
En la superior se encuentra un estudio de pilates, con una vista panorámica al predio, en la planta media, la sala de coworking con 25 puestos de trabajo con una generosa terraza con vistas al arroyo y en la planta baja la sala del Centro cultural y capacitación con capacidad para 65 personas.
Lo primeros “coworkeros”, ya comenzaron a realizar sus “Días de prueba libres” para probar el espacio que tiene una conectividad de 100 megas de bajada y 70 de subida (reales) con potencialidad de elevarlo a 200 megas si fuera necesario.
“Ello es central para el proyecto”, dice Sergio Favot, quien junto a Pierina, Agustín y Julieta, han puesto en marcha el emprendimiento familiar.
“Estos primeros días hemos recibido la demanda de vecinas y vecinos de la Villa y la región y también de personas que pasaban unos días en el lugar y que necesitaban seguir trabajando en forma remota”, comenta.
Juan Romero, ya probó el servicio. Él pasa unos días de vacaciones aquí, junto a su esposa Karem y sus niños. Pero ambos necesitaban seguir con sus actividades laborales. Así que se sentaron un par de días en el coworking y resolvieron todas sus tareas sin dificultad. Él trabaja para una compañía inglesa de software en Miami y ella para una empresa de turismo cordobesa en Fort Lauderdale, Florida.
Matías vive en Villa General Belgrano y trabaja en venta de productos por internet. Luego de probar unos días el servicio, ya contrató el plan de ½ jornada de 4 hs. de lunes a viernes, al igual que Florencia, quien es community manager y ya se instaló con la misma modalidad todas las tardes en el CASA Coworking.
“Son los primeros pasos y estamos conformes y con mucha expectativa”, dice Julieta, quien está abocada a la coordinación de la agenda cultural del centro.