El Citroën CX presentaba un estilo particular, pero que se relacionaba bastante con el del DS, producido a partir de 1955. Desde su concepción, se tuvo en claro que el sucesor del DS debía superarlo en todos sus aspectos, algo difícil, pero que a Citroën no le resultó imposible.
Con un trompa larga, tremendamente generosa, su diseñador Robert Opron dibujó líneas modernas, en las que se podían apreciar trazos rectos, y ópticas frontales de gran tamaño, línea de cintura descendente, y una importante superficie acristalada: algunos de los puntos distintivos de este auto del segmento grande. También las ruedas traseras semi carenadas lo hacían ver como llamativo.
Citroën CX: el futurista de los ochenta
El remate trasero fue probablemente la parte que mayor controversia trajo, con una tapa de baúl de pequeñas dimensiones, algo que fue en parte solucionado tiempo, cuando tras un rediseño, se convirtió en un hatchback de cinco puertas, incorporando una quinta puerta que facilitaba el acceso al sector de cargas.
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