Las palabras violentas preceden a los hechos violentos (Monsanto denunció agresiones)
En Malvinas Argentinas, la localidad donde Monsanto planea levantar una planta para el acondicionamiento de semillas para productores, habrá un desalojo violento.
A pesar de que la Justicia determinó que es legal la construcción –pero que aún deben darse garantías para que se habilite el funcionamiento- los asambleístas mantienen sitiados los accesos y no quieren sentarse a dialogar. Mientras tanto, la planta sigue paralizada y la temperatura sube a medida que pasan los días.
Como si se tratara de un anticipo de lo que vendrá, la empresa denunció ayer “agresiones físicas y verbales” por parte de ambientalistas a empleados de la firma que se presentaron en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral para brindar una charla con estudiantes.
Según informó la empresa mediante un comunicado, el martes “un grupo ajeno a la universidad irrumpió por la fuerza en el aula y mediante agresiones verbales y físicas a los expositores los expulsaron del lugar poniendo en riesgo su integridad física, destruyendo además las instalaciones, sillas y puertas, y vulnerando asimismo el derecho de expresión de los presentes en la charla”.
La firma dijo que entre los activistas pudo reconocer a “Sofía Gatica y a Oscar di Vincensi, junto con personas que se identificaron como militantes del MST, Juventud del Partido Socialista y de la Asamblea Malvinas Lucha por la vida”.
Hay que recordar que una jueza ordenó a la municipalidad de Malvinas que se abstenga de autorizar a Monsanto la puesta en funcionamiento de la etapa operativa de la planta de acondicionamiento de maíz.
Esto “mientras no se cumplimente con los requisitos previstos por las leyes con la verificación de todos los recaudos por parte de los distintos organismos públicos, en especial la realización del correspondiente estudio de impacto ambiental, preservando el derecho a información de todos los ciudadanos y, en su caso, la celebración de audiencia pública a fin de evaluar adecuadamente los riesgos y consecuencias que trae consigo el funcionamiento de la planta en procura de la defensa del ambiente y de los recursos hídricos de la Provincia”.
En la Argentina existen 42 plantas procesadoras de semillas repartidas en la región pampeana y en el noroeste argentino, de las cuales 12 instalaciones cuentan con características similares a la que Monsanto comenzó a levantar en Malvinas Argentinas.