Las causas de la inflación pueden ser variadas, pero siempre priman dos: una excesiva emisión de papel moneda y una menor demanda de ese dinero (el repudio de la población a usar esa moneda).
Claro, también puede haber subas de precios (sobre todo en sectores específicos) por cambios en la demanda (en verano, por ejemplo, suelen inflacionar los precios en destinos turísticos) o cambios en los costos de producción (la escasez de una materia prima, como los microchips, pueden impulsar subas de precios transitorias o permanentes).
Si bien lo más común es el movimiento ascendente de los precios (inflación), también se verifican fenómenos de baja de precios: la deflación, algo que sucedió en muchos países en los primeros meses de la pandemia de Covid cuando cayó bruscamente la demanda de bienes por las restricciones a la movilidad de las personas.
Inflación “normal”
En general, hay consenso sobre la tolerancia a una inflación anual debajo de los dos dígitos (menos del 10%), idealmente debajo del 5% anual.
En 2021, muchos países aceleraron sus tasas de inflación luego de los estímulos y subsidios a la economía para paliar las restricciones de la pandemia. Es posible que en algunos casos se llegue a tasas anuales de inflación superior al 10%. Luz amarilla.
En cambio, cuando las tasas de inflación (medida en una canasta de precios al consumidor) oscilan entre 30% y 240% anual se prende la luz roja y se habla de “inflación galopante”. Economías como la Argentina se encuadran en este capítulo, con tasas de precios al consumidor que se mueven entre el 40% y el 50% anual en los últimos tres años.
Cuando la escalada promedio de precios se acelera a tasas del 50% mensual se habla, directamente, de hiperinflación.
La inflación en la economía doméstica
Aunque los períodos inflacionarios tienden a beneficiar a los actores económicos que pueden fijar precios o almacenar stocks, el ciudadano común puede aplicar distintas tácticas para beneficiarse de estos momentos o -al menos- reducir sus pérdidas.
Los asalariados con ingresos mensuales fijos tienden a “correr de atrás” la subida de precios en una economía inflacionaria, porque los salarios tienden a compensar los aumentos pasados, sin contemplar el tiempo transcurrido ni los futuros aumentos.
En esos casos, usar la tarjeta de crédito en períodos de subidas de precios te protege de la inflación, ya que te permite comprar al precio de hoy y pagar más adelante sin el aumento de precio.
Pero, además, en momentos de subidas de precios no todos los oferentes se mueven de la misma manera y distintas tiendas pueden ofrecer el mismo ítem a un precio diferente por lo que necesitas investigar un poco antes de comprar.
El Covid trajo más inflación en el mundo
La inesperada aparición de la pandemia de Covid y las restricciones que los distintos gobiernos generaron a la movilidad de personas, determinó en un primer momento un fenómeno de deflación: el mismo stock de bienes y servicios bajó de precio al caer bruscamente la demanda por las cuarentenas.
Para mantener la actividad económica en niveles que permitieran la subsistencia de empresas y personas, los gobiernos impulsaron medidas diversas inyectando dinero a los hogares y compañías de distintos rubros.
Esa mayor emisión monetaria que -en los primeros meses de pandemia- sirvió para mantener la rueda económica funcionando, con el tiempo generó en muchos países una sobreoferta de dinero sin su correspondiente demanda, lo que genera índices de inflación creciente en bloques económicos relativamente estables en precios como Estados Unidos y la Unión Europea.