El sistema de tiempo compartido fue un boom en los '90 pero, poco a poco, ese éxito se esfumó. Con la pandemia se reconvirtieron y hoy se transformaron en aliados de los hoteles que buscan tener huéspedes en todas las temporadas.
Según la Cámara Argentina de Tiempo Compartido (CATC), en 2022 (último dato disponible) más de 74.000 familias usaron el sistema (unas 325.000 personas). Fue un alza interanual del 4% en usuarios pero un mucho más alto salto, de 20%, fue el que se registró en el número de hoteles del país que sumaron el sistema en los últimos cuatro años.
"El tiempo compartido cambió muchísimo del modelo de los años '90 al de hoy. La clave es la flexibilidad. Lo que se hace es ofrecer paquetes de días para usar durante un periodo -en general es de cinco años- que se abonan de forma adelantada y garantizan precios más económicos para los viajeros y un mayor flujo de caja para los hoteles", explicó Juan Jorge Schettini, vicepresidente de la cámara y dueño del club vacacional Maxisol que opera en el país en hoteles de la Patagonia y la costa bonaerense y hoy tiene más de 5600 socios.
Los tiempos compartidos en los '90 vs los de hoy
La principal diferencia, según la cámara que agrupa al sector son los periodos por los que se ofrecen los clubes vacacionales. "Hoy, el promedio es de 5 años, antes solían venderse por 99 años", sostuvo Schettini.
Los hoteleros hablan de un cambio fundamental: ahora estas membresías buscan ser flexibles. "Entendemos que hay que adaptarse a la demanda de los nuevos clientes y a un mercado cambiante", agregó el empresario.
Si bien en los '90 se vendía como un servicio para la familia, sobre todo de clase media, hoy el mercado apunta a los ingresos más altos. "No es una inversión en materia económica. Es asegurarse un descanso y formar parte de un grupo selecto, un diferencial", remarcó.
Los valores se manejan en dólares. En la mayoría de los casos se puede financiar pero siempre tomando como referencia al dólar. "Si se paga en pesos se hace tomando el cambio del MEP", explicó el referente.
Por qué resurgen
En pandemia el tiempo compartido fue relevante. "Nuestros socios que pagaban mes a mes la cuota fueron la clave para mantener el negocio activo cuando los hoteles no podían funcionar. Fue esencial para mantener flujo de caja y pagar los gastos fijos", explicó el empresario.
De hecho, fueron muchos los hoteleros que decidieron implementar el sistema en medio de la pandemia. Arturo Navarro Ithuralde, CEO y co fundador de Aadesa, empresa que opera 16 alojamientos en el país, lanzó su propio club vacacional en 2020.
"En medio de la pandemia descubrimos que teníamos mucho personal disponible con los hoteles cerrados, los capacitamos y empezamos a ofrecer noches de hotel para el post covid. La gente quería viajar y no podía hacerlo, muchos empezaron a planearlo y compraron noches de alojamiento que usaron más adelante", dijo el empresario.
Hoy la empresa cuenta con más de 800 miembros. La demanda crece año tras año impulsado, sobre todo, por la hotelería en el sur argentino. "Tenemos muchos esquiadores que saben que van a venir todos los años y aprovechan para comprar una membresía porque se ahorran hasta un 50% y tienen beneficios como traslados y usos exclusivos", agregó.
El club vacacional ofrece 28 noches de alojamiento en los 16 hoteles del grupo y otros 20 asociados en el país que se pueden utilizar durante cuatro años. "También está la posibilidad de usarlo en más de 5000 hoteles del exterior", sostuvo el hotelero.
Los hoteles que trabajan tiempo compartidos asociados a la Cámara forman parte además de RCI (Resort Condominium International) e Interval International, dos de las cadenas internacionales más importantes de intercambio. Lo que permite que también se puedan utilizar cadenas hoteleras de todo el mundo.
Mayor demanda
Según datos de la cámara, la ocupación promedio anual en 2023 fue del 80%, 10 puntos porcentuales por encima de los registros de 2021. "El sistema logra romper fuertemente con la estacionalidad, por eso muchos hoteles que funcionan con el formato de hotelería tradicional, incorporan el sistema de propiedad vacacional para entrar en un formato mixto", dijo Schettini,
Una de las plazas que más creció en oferta de tiempo compartido es Córdoba. Walter Baitella, dueño de Los Molinos Hotel & Resort comenzó a ofrecer el sistema hace una década, pero en los últimos tres años mejoró la propuesta y logró que el 50% de la ocupación de su alojamiento provenga de miembros con membresía.
"Este año terminamos con una ocupación de 150 noches para nuestras 100 plazas disponibles. Hace tres años, cuando todavía no habíamos aceitado el sistema de tiempo compartido, teníamos un promedio de 80 noches ocupadas al año. Duplicamos nuestra ocupación", explicó Baitella.
"Ofrecemos 42 noches para ser usadas en tres años, se compran a precio fijo con un valor en dólares, con un descuento para quien abona todo hoy cash. La condición es que se usen 14 noches por año, de los cuales una semana debe ser en temporada baja", detalló el empresario.
La demanda, según explican los hoteleros que operan este sistema, viene en alza, "Los turistas entienden que es una forma de pagar menos por un servicio que van a utilizar y además pasan a pertenecer a un grupo selecto", concluyó Schettini.
"El tiempo compartido permite a los usuarios sortear la incertidumbre económica al adquirir una propiedad vacacional por un periodo específico. Esta pre compra de noches hoteleras no solo brinda tranquilidad al usuario en medio de la crisis, sino que también asegura a los hoteleros ingresos predecibles y sostenibles, independientemente de los vaivenes económicos", concluyó.
En cuanto a precios, mientras una habitación en el sistema hotelero convencional se comercializa a u$s 150 promedio, con el sistema de club vacacional se hace por u$s 100.