Aunque se puso de moda hablar del “rebote del gato muerto”, lo cierto es que un gato que rebota en el piso no puede subir más alto del lugar de donde cayó. Y eso está pasando con la economía argentina: cayó 9,9% en 2020 (con o por) la pandemia y se recupera más allá de eso en los primeros 9 meses de 2021.
“En la comparación con igual período de 2020, la serie original del PIB mostró un aumento de 11,9% en el tercer trimestre de 2021. De esta manera, en los tres primeros trimestres del año, el PIB acumuló una suba del 10,8% interanual (ia)”, resume el informe del Indec.
Así, lo que técnicamente se denomina “tendencia ciclo” marca un 1,2% a favor. No es una locura ni mucho menos, pero son números azules.
“La formación bruta de capital fijo, según estimaciones preliminares, experimentó en el tercer trimestre del año 2021 un crecimiento de 21,2% respecto del mismo período del año anterior. Este incremento se debió al crecimiento de 19,0% de la inversión en construcciones, al aumento de 37,3% de otras construcciones, el incremento de 24,2% en maquinaria y equipo y al crecimiento de 12,0% en equipo de transporte. Dentro de maquinaria y equipo, el componente nacional aumentó un 23,4% y el componente importado se expandió un 24,9%. En equipo de transporte, el componente nacional se incrementó 26,3% y el importado tuvo un descenso de 17,9%”.
Falta el último cuarto
Pero a no cantar victoria, claro. Además de que faltan los datos del último trimestre en curso, es obvio que la economía argentina enfrenta de cara a 2022 desafíos enormes:
- El más urgente, la escasez de dólares que caracteriza a esta época del año, incluyendo el primer trimestre del año siguiente. ¿Alcanzará el crawling peg del gobierno -devaluaciones pequeñas y consecutivas- o viviremos un salto discreto (¿30%?) del tipo de cambio oficial?
- Buena parte de eso dependerá de la firma y el tipo de acuerdo al que se podría llegar con el FMI y la credibilidad que eso despierte en el mercado.
- Como factores externos, además, la evolución de la pandemia no es un tema menor para ningún país, aún para Argentina, bastante “desconectada” del mundo.
- La inflación que ya marcha al 50% anual podría incluso estar más cerca del 60% en 2022, sin considerar que un salto devaluatorio forzado podría incluso hacer superar ese número.
- Y como si todo esto fuera poco, la distorsión de precios relativos que favorecen estos índices de inflación y la intervención estatal en distintos sectores marcan un 2022 con muchas más dudas que certezas.
Sí, todo eso es verdad. Pero también lo es que la economía está creciendo más allá de la caída de 2020.