Dante Mossi estuvo en el Banco Mundial antes de presidir el BCIE y explica claramente sus dos grandes diferencias que bien podrían ser una sola: tamaño de fondos disponibles y cantidad de directores a los que hay que convencer de un proyecto. El BM mueve cifras enormes, pero también se desplaza al ritmo de esa burocracia. "En el BCIE -conformado por países de América Central y otros como Argentina, México y España- hay un puñado de directores, estamos todos muy cerca; el diálogo es diario y fluido", resume.
Los bancos de desarrollo como el BID, el Banco Mundial y el BCIE se financian con la capitalización de los países socios que pasan a integrar instancias de gobernanza de la institución y "pelean" por imponer sus proyectos para conseguir financiación blanda. Como todo banco, el Banco Centroamericano da préstamos y los cobra y -en ese sentido- Mossi recalca que la institución que preside tiene calificación AA "porque los países clientes pagan sus cuentas al día". En total, el BCIE tiene un capital que ronda los US$ 8.000 millones y una cartera de préstamos (activos) en torno a los US$ 13.000 millones.
"En plena crisis del COVID hemos logrado que los accionistas (los países miembros) hayan capitalizado más el banco, eso es muy positivo", subraya Mossi. "También habla de la estabilidad institucional y de gobernanza del BCIE", agrega Alonso.
Para dar una magnitud del peso del BCIE en Centroamérica, la institución aporta el 50% del financiamiento a infraestructura en esa región, mientras el BID contribuye con el 30% y el BM el 20% restante.
Ahora, con la próxima apertura de una oficina con 10 personas en Buenos Aires, el BCIE busca diversificar la cartera que financia en el país: está muy activo con proyectos en Jujuy (junto a la CAF puso US$ 67 millones en construcción y refacción de escuelas) y en varias provincias argentinas también financió la construcción y mejores de centros de almacenamiento y distribución de vacunas contra el COVID, proyectos a los que destinó US$ 32 millones.
"Aunque la infraestructura es lo que más se ha financiado -explica Alonso- hay un cambio de foco y ahora se piensa más en proyectos de ciencia, innovación, industria 4.0 y hasta en apoyar programas de inclusión y políticas de genero".
Además, la presencia del BCIE en Argentina busca reforzar el puente de negocios entre el Cono sur y Centroamérica, un mercado de más de 60 millones de habitantes donde hay muchas posibilidades de internacionalización para las pymes argentinas que lo pueden usar de paso previo para avanzar sobre México y Estados Unidos.