El 2025 se vislumbra como un año clave para Rapanuí, con planes de expansión que incluyen una inversión de US$ 8 millones para la apertura de nuevas sucursales en el interior de Argentina, y una nueva planta de producción en Buenos Aires. Esta última, ubicada en el kilómetro 66 de la autopista Pilar-Pergamino (ubicación estratégica, por la cercanía al puerto de Buenos Aires), contará con 5.500 m2, y será un centro de producción destinado casi exclusivamente a abastecer los mercados de Latinoamérica con el emblemático Franuí.
Con esta nueva planta en Pilar, Rapanuí ya suma tres fábricas dedicadas exclusivamente a la producción de Franui: la primera en Bariloche, donde nace la marca, la segunda inaugurada en diciembre de 2020 en España, y ahora una más en Pilar.
Y la expansión no se detiene en Argentina. Para finales del primer semestre de 2025 se inaugurará una segunda línea de producción en Valencia, España, con una inversión de € 3 millones. Esta nueva línea triplicará la capacidad de la planta actual, permitiendo satisfacer la creciente demanda en Europa, Estados Unidos, Península Arábiga y África. La planta de Valencia también será clave en la apertura de nuevos mercados, con envíos previstos hacia Corea, Australia y Canadá en un futuro cercano.
"Con esta expansión, nuestra capacidad productiva total, considerando todas nuestras plantas, superará los 100 millones de potes al año. Desde Valencia, distribuimos Franuí a más de 25 países, incluyendo España, Portugal, Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza, Italia, y varios otros en Europa, Oriente Medio, y América del Norte. Desde Argentina, abastecemos a México, Colombia, Brasil, Chile y el resto de Sudamérica", cuenta la co-fundadora y CEO de Franuí-Rapanuí, Leticia Fenoglio.
Los orígenes de la marca Rapanuí
La historia de Rapanuí está arraigada en la tradición y la pasión por el chocolate, un legado que se remonta a 1948 cuando Aldo Fenoglio, un inmigrante italiano, fundó la Confitería Tronador en Bariloche. Fue en este emblemático lugar donde Aldo, casi por accidente, dio vida al icónico chocolate en rama, una creación que rápidamente se convirtió en un símbolo de la innovación chocolatera argentina. Su hijo, Diego Fenoglio, creció rodeado de este espíritu emprendedor y, tras la inesperada muerte de su padre, asumió la dirección del negocio familiar a los 19 años, decidido a honrar y expandir el legado de su familia.
Con el paso del tiempo, Diego decidió trazar su propio camino y fundó Rapanuí, Casa de Creadores, una marca que ha logrado captar la atención global con su emblemática creación, Franuí. Lo que comenzó como un experimento en la cocina de Diego, bañando frambuesas frescas en chocolate, se transformó en un fenómeno internacional, presente en más de 30 países y considerado un ícono de la gastronomía gourmet.
“Somos una empresa familiar, unida por un inmenso objetivo común: cada uno de nosotros da lo mejor de sí para conquistar juntos los paladares del mundo”, finaliza Leticia Fenoglio.