Los pueblos y las ciudades hablan por sus comercios, la Familia Piazzoni sigue apostando a la tradición fabricando chacinados como los primeros habitantes de Colonia Caroya y mantienen abierto un lugar que trasciende generaciones con un mismo sabor.
Matín Piazzoni al frente de “Piazzoni Embutidos”, una fábrica y carnicería que fuera reconstruida por su padre en 2009. Allí por muchos años su abuelo Leandro mantuvo la tradición de elaborar y vender salames sin necesidad de publicitar.
Cuenta que su nono Leandro y su esposa Mema compraron el emblemático Bar 9 de Julio en 1956. Si bien no pudieron establecer quién fue el propietario original, sí lograron conocer que en esa esquina existió una casa familiar con el local comercial incluido y que supera los cien años de vida.
“ El Nono Leandro fue un pionero para la época, en aquel entonces no se vendía
abiertamente el salame sino más bien era reservado para ámbitos familiares y los amigos, él comenzó a vender en su bar el vermú, café y picadas con el salame de su elaboración, esto fue tomando forma y la gente adoptó el lugar para ir a diario”, rememora Martín.
“Es una satisfacción porque la gente de la ciudad reconoce el producto, se trata de los propios vecinos de Colonia Caroya, los que más saben”, analizó.
El bar, está bajo la administración de Ricardo Silvestri bautizado cariñosamente
como el nieto Nº 12 ya que empezó a trabajar con el nono cuando era muy chico siguiendo la tradición de su papá.
Entrar al bar es un viaje al pasado: se resguardan las antiguas carameleras, la vieja fonola, la decoración te hace un recorrido al pasado. Las típicas mesas cuadradas albergan a los vecinos y de tanto en tanto los turistas atraídos por el misterio del servicio tradicional, el ejercicio de mantener el estilo hace la diferencia en el lugar.
La fábrica de embutidos
Fue Eduardo Piazzoni, padre de Martín quien transformó el espacio bautizado como la “chanchería” y lo convirtió en una fábrica de embutidos que en 2009, quedando este lugar como punto de venta y sector de producción.
En la actualidad, procesan unos 330 kilos semanales cuya fuente de expendio principal es el
mismo “Bar 9 de Julio” y la carnicería más algunos comercios puntuales siendo el vecino de Colonia Caroya el principal cliente.
En cuanto a qué distingue a Embutidos Piazzoni, mencionó que el turista puede conocer el
sótano donde el producto cumple un estacionamiento de 25 a 30 días otorgándole “una
impronta y un sabor distinto”.
La Indicación Geográfica es otro pilar del negocio debido a que quien consuma esa receta
“come lo que hicieron nuestros nonos”. “Soy un convencido de que va a ser un sello
importante para la ciudad a medida que la gente lo vaya tomando como tal (…) es defender el salame que hizo famosa la ciudad en el país”, manifestó.
Finalmente, entre los próximos objetivos del emprendimiento está la consolidación del bar
turísticamente y también reforzarlo como punto de venta. Pese a que la fábrica cuenta con
instalaciones para seguir creciendo, remarcó que existe un límite para respetar el
estacionamiento y mantener la calidad, meta primordial.