Se trata de un edificio que fue construido a base de hormigón con revestimiento de granito gris mota hecho en Córdoba. El templo fue fabricado con materiales oriundos de la provincia y el país salvo por el ángel que se instaló el miércoles en su cúpula proveniente de EE.UU., donde se encuentra la mayoría de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (13 millones en el mundo, 400.000 en Argentina y 25.000 en Córdoba).
Se trata de una escultura a base de fibra de vidrio cubierta con una pintura especial resistente a las contingencias del clima que mantiene por años intacto el color dorado que la caracteriza a lo largo del mundo (más de 170 templos).
La construcción comenzó en 2011 y en el primer semestre del año que viene planean inaugurar el espacio que en la actualidad se mantiene cerrado al público. “Se abrirá a la sociedad en general cuando lo inauguremos pero sólo estará disponible por tres o cuatro semanas, luego se cierra para algunos de los miembros de nuestra Iglesia”, explica Alfredo Salas, director internacional de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y agrega: “es un espacio de profunda espiritualidad y por ello es tan sagrado”.
Guarda: templo, no capilla
El templo cuenta con 2.500 m2 y, a diferencia de una capilla, no es un espacio para realizar misas ni eventos religiosos masivos como las iglesias católicas, sino que está dispuesto desde lo arquitectónico en salas más reducidas para que “el proceso de evangelización sea más personalizado con cada grupo”.
Mini Beverly Hills
El ingreso que se está construyendo cuenta con una suerte de avenida para el ingreso de vehículos al predio: “si viene un contingente en colectivo, puede entrar y estacionar tranquilo sin alborotar al barrio”, agrega Salas.
Y, al mejor estilo Beverly Hills, una fila de palmeras recibe a los conductores que ingresen al templo.
En este sentido, los planos y plan arquitectónico es importado de Estados Unidos pero con dejos locales que denotan el país o localidad en la que el templo está radicado. El estudio JJMM de José Jabif fue el encargado de dejar la impronta cordobesa en este espacio.