Breve contacto con el VW Bora
La gente de Autohaus nos prestó un Volkswagen Bora 2.0 con caja manual del que pudimos contar solo durante un día y medio, por un inconveniente operativo relacionado con el cierre de mes, por lo que adelantamos estas breves conclusiones a la espera del correspondiente test, que ya nos adelantaron, será en breve.
El Bora delata el paso del tiempo; sin embargo el último (casi único) restyling le ha dado una importante dosis de frescura, elegancia y deportividad. Es atractivo y se nota en la mirada de la gente, a pesar de contar con varios años en el mercado.
Muy agradable por dentro, con la iluminación azulada típica de VW. Como buen alemán, no destila lujo ni glamour, pero su terminación es muy buena para el segmento. Sobrio y cálido.
Tablero con caracteres grandes y bien legibles. Radio CD/MP3/SD de buen sonido y comandos de buen tamaño. Climatizador eficiente pero de display y caracteres pequeños. Techo corredizo eléctrico.
Butacas cómodas con sujeción mejorable. Baúl de buena capacidad.
Su motor 2.0 es de larga data y los 116 CV (que parecen muchos más) son suficientes para un uso familiar –y más también- con un ronquido muy agradable que no llega a molestar. Responde a cualquier régimen, aunque se encuentra más a gusto en la zona alta del cuentavueltas. La caja es de lo mejor, muy precisa y de accionamiento rápido.
Frenos con ABS y doble airbag conforman el equipamiento básico en seguridad.
Más allá de los fríos números y conclusiones de un test, hay una cuestión referida a lo que transmite el auto, y este Bora –debo decirlo- me encantó.
En breve la prueba correspondiente.