Cerrojo a las importaciones, ¿cómo sigue la historia?

(Por José Manuel Ortega) La decisión del gobierno de trabar las importaciones de 0 km importados, a partir del déficit en la balanza comercial registrado en 2010 (US$ 5.000 millones) hace peligrar el veranito que auguraban los importados para 2011.

Kia. Una de las más perjudicadas. Sportage 2011
BMW, probablemente la más afectada. X6 M
Alfa Romeo, también de gran crecimiento. Giulietta
Land Rover. Otra extrazona. Evoque 2011

A fines del año pasado, el gobierno anunció a las automotrices importadoras extrazona que para 2011 deberían reducir sus importaciones en un 20%, porcentaje muy difícil de alcanzar teniendo en cuenta que –todas- preveían un aumento de las ventas para este 2011, con lo cual la reducción real resultaba bastante mayor.

Hace unos días, un concesionario de una marca coreana me confesaba que la filial argentina había confirmado a Corea la compra de un 50% más de vehículos. ¿Cómo hacía ahora para comunicarles a los serios y exigentes coreanos que no solo no multiplicaría por 1.5 las compras sino que la reducirían en un 20%?
Y el problema no se agota solo en un tema contractual de importación y de imagen de país. Las consecuencias se multiplican. Menos planes de inversión, de aumento de personal, menores ventas de seguros, de repuestos, de servicios, etc.
Y por otro lado, si a una demanda caliente se le reduce la oferta, los precios suben y la tensión crece.

No debemos olvidar que como consecuencia del mix entre la no suba del dólar y la gran inflación de nuestra economía, los productos extranjeros comienzan a ser muy competitivos, aun los extrazona con un arancel del 35 %. ¿Cómo puede ser que un Renault Megane III cueste lo mismo que un Fluence equivalente cuando tiene un 35% de arancel?
Hace un año y medio, un Renault Megane II 2.0 Privilege AT (Brasil) costaba $ 91,850, mientras que una Renault Koleos Dynamique (Corea) se vendía por USD 44700.
Hoy, y más allá de la diferente cotización del dólar y que las versiones no son exactamente iguales, el primero cuesta $ 118,000 y el segundo USD 43,000. Cifras más que elocuentes para mostrar el fenómeno distorsivo de precios.

Y si analizamos la inflación prevista para este año y las pretensiones salariales de los gremios relacionados a la industria automotriz, la ecuación será aun más desfavorable al terminar el año.
El tema es cómo se resuelve esta creciente asimetría. Personalmente creo que el camino venezolano de cerrar cada vez más las importaciones no es el indicado.
Está bien que exista una política proteccionista –en el buen sentido de la palabra-, pero sería más lógico contener la inflación y otras medidas proactivas antes que operativos cerrojos.
Es una pena que un momento como el actual, con un gran crecimiento de la industria nacional, de las exportaciones, de las ventas y las importaciones, se achique el cupo de autos a ingresar. Nuestros productos están dejando de ser competitivos por la gran inflación, y un tipo de cambio licuado por la suba de precios.
Ojalá esta medida sea revisada.

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