¿Se puede empezar de cero y en tres años tener un negocio que facture $ 30 millones? Sí. ¿Y se puede hacer eso en el competitivo rubro de la indumentaria? Sí, también.
Ejemplo vivo de esto son los jóvenes socios de Nevermind, el local de indumentaria donde sus clientes hacen cola en la puerta…
Todo comenzó hace aproximadamente tres años cuando Emanuel decidió junto a Lucía -su novia y quien conocía del rubro de la indumentaria- incursionar en la actividad con un pequeño emprendimiento.
Empezaron comprando y produciendo calzas estampadas, “estaban muy de moda en ese momento y nos pareció una excelente alternativa para dar un primer paso”; las vendían a través de las redes sociales y llevaban a domicilio (en una valija).
Más tarde, y con el negocio ya en marcha, comenzaron a fabricar algunas otras prendas básicas, como remeras, buzos y camisas, y viajaron a Buenos Aires para reunirse con proveedores de indumentaria (de origen coreano principalmente).
El paso siguiente fue un showroom (en Menéndez Pidal) donde los martes la gente hacía cola en la puerta porque sabía que llegaban las prendas nuevas a precios bajos. Fue entonces que advirtieron la necesidad de mayor espacio y decidieron mudarse a un pequeño local (sobre la misma calle) que más tarde también les quedó chico.
De esta manera y con ventas que iban en incremento llegaron a la inauguración de su primera tienda de 85 metros cuadrados en Menéndez Pidal 3808 y fines de 2017 abrieron las puertas de un local de 200 metros cuadrados en Recta Martinolli 7913.
-¿Cómo llegan al local de la Recta? Preguntamos...
-“Veíamos que -gracias a Dios- el local de Menéndez Pidal estaba colapsado de gente todo el día. Veíamos que venía gente de Villa Allende, Mendiolaza, de La Calera y de Villa Belgrano. En un momento llegás a un punto de inflexión donde, o vas para adelante o empezás a decaer. Teníamos clientas que nos decían: ‘che, no paso porque está lleno de gente’. Por ahí al público joven no le molesta tanto, pero tenemos un público de una mujer de 30 y pico muy lindo, que estaba dejando de venir. Ese también fue el público que nos llevó a abrir horario de corrido, porque tiene hijos en el cole y el único tiempo libre que tiene es la siesta. Ahí, decidimos abrir un nuevo local”, respondió Emanuel.
Bueno, bonito y barato
El cuidado en la selección de las prendas, los precios bajos y la buena atención parecen ser los factores claves de su éxito.
“Logramos contactar a importadores directamente, que por ahí venden a coreanos, y eso fue lo que nos permitió disminuir costos” explica el joven emprendedor con respecto a los bajos precios.
“Tenemos como objetivo ser líderes en la atención al público. Para ello, trabajamos mucho en los vínculos humanos y en la cultura del aprendizaje dentro de Nevermind. Es por eso que nunca hacemos hincapié en las ventas con nuestras vendedoras, sino en que formen un vínculo cercano y fuerte con el cliente” agrega.
Lo que viene
Sin dar detalles, Pérez anticipa a este medio que en el trascurso de este año abrirán un nuevo local y una nueva estructura física; en ella iniciarán una nueva unidad de negocio que demandó una inversión de $3.500.000.
A su vez están desarrollando una aplicación con un objetivo lúdico para lo cual destinaron alrededor de $ 1 millón.
La nueva meta
El fenómeno parece seguir porque estos jóvenes esperan una facturación de $ 30 millones para este año.
El fenómeno Nevermind: de una valija a dos locales (y una proyección de facturación de $30 millones)
Emanuel Pérez (28) y su novia Lucía Racca (25) empezaron hace tres años comercializando indumentaria a domicilio, solos con una valija. Sin pausa y más bien con prisa fueron escalando hasta tener dos locales: uno de 85 m2 sobre Menéndez Pidal y otro de 200 m2 en Recta Martinolli. Conoce más sobre estos jóvenes emprendedores y qué hay detrás del éxito de Nevermind.