Entusiasmados. Estudiosos del tema. Dispuestos a contar detalles de todo el sistema sin importar si tenían que volver a explicarnos a los periodistas que allí estábamos la diferencia entre biogás y syngás, por caso.
Esa fue la característica que me llamó la atención ayer de Martín Amengual (h) y Doménico Capello, los dueños de IGTenergy, la empresa que comercializa y gestiona plantas gasificadoras, durante un encuentro al que fue invitado InfoNegocios.
El anuncio era importante: inversiones proyectadas por US$ 25 millones en el litoral en distintas industrias que le compraron una decena de plantas térmicas a IGTenergy. A ello se sumaba la venta de otra para producir energía eléctrica, por otros US$ 2,5 millones.
Pero la oportunidad me sirvió para aprender la diferencia entre energías renovables (las que se producen a partir de cultivos que pueden replantarse, como el bioetanol) y las sustentables (a las que para producir energía les son suficientes procesos naturales sin precisar la ayuda o combinación de químicos o energías fósiles) y conocer detalles del negocio de IGTenergy. Punto por punto, a continuación:
- Diferencia entre biogás y syngas. IGT comercializa la planta llave en mano. Utiliza el proceso de gasificación mediante el que se transforma una sustancia orgánica en un combustible gaseoso llamado syngas (gas de síntesis); conversión que se hace en un reactor o gasificador. Hay que diferenciarlo de otra manera de generar gas renovable a través de un proceso anaeróbico donde actúan bacterias (biogás). Gráficamente, el primero es como una pipa de tabaco y el segundo como un compost.
Lo cierto es que ambos son renovables pero el primero es sustentable, porque al gasificar la biomasa vegetal non food (no residuos urbanos), el ciclo tiene un balance de emisiones prácticamente nulo y el desecho (ceniza inerte) se puede usar para fertilizante natural.
- Ahorro energético del 30%. Las plantas que vende son de aplicación térmico industrial que, según explicaron, mejora los costos hasta en un 30% menos con respecto de los combustibles fósiles. Tras el proceso de gasificación, la planta se puede conectar a una turbina para generar electricidad.
El costo de una planta que produce 10MW (térmicos)*, incluidos la gestión y la generación de la biomasa es de US$ 2,2 millones, aproximadamente. Si el syngas se quiere transformar en electricidad el costo es de US$ 5 millones.
"Además del ahorro, una industria deja de depender de la disponibilidad energética. Hoy en día eso mismo puede acelerar mucho más el proceso de amortización de la inversión", dijo Amengual.
- Qué biomasa usa y cuál es la relación insumo/producto. Chips de madera (pino, eucaliptus, etc), bambú en zonas de grandes precipitaciones, cañas de castilla (NdR:la caña común) son algunos de los ejemplos de combustibles non food que se usan para alimentar al gasificador. Se necesitan 30 toneladas de biomasa (un camión) para generar un megavatio térmico por hora de manera continua las 24 horas del días.
"Para llegar a un sistema eficiente hay tres grandes claves en esto: primero, que la planta y la producción del combustible esté cerca de la industria (EnergyFarms), a no más de 50 kilómetros, ya que de esa manera el costo del flete no impacta y cuidamos la huella de carbono", indicó Cappello.
"Segundo, que la demanda energética sea constante. Esto no es para industrias con picos de consumo. Y, por último, que la gestión se haga de manera integral. Si no tendremos el problema de Manfrey (Ver aparte aquí)" .
*10MW/h termicos equivalen a entre 2,5 y 3MW/h eléctricos.
- Recupero de la inversión. Desde IGTenergy aseguran que con los precios actuales las industrias y dependiendo de la biomasa utilizada la inversión se recupera entre 24 y 36 meses. Hay dos modelos de negocio: la posibilidad de ser dueño de la planta o de ser inversor en la misma. En ambas, la firma de Amengual y Capello subraya que de la gestión se encargan ellos. (GL)