La división argentina de Copa Airlines está feliz. El nuevo ciclo político les permitió operar a Rosario (1 vuelo diario) a Mendoza (4 por semana) y ahora duplicar -desde diciembre- las 7 operaciones desde Córdoba. Así, contando las 21 frecuencias semanales desde Ezeiza, entre las 4 ciudades, la línea aérea panameña moverá 46 aviones cada 7 días, una capacidad de 7.000 pasajeros en total que -a sólo tomando US$ 2.000 por persona- son alrededor de US$ 700 millones al año. Un 70% de ese flujo es hacia afuera y es parte de una balanza turística claramente deficitaria para Argentina.
“Argentina está muy cara”, se queja el vicepresidente de Copa Airlines, Christophe Didier. “No se si un canadiense viene a ver el Cucú de Córdoba”, redobla Gustavo Esusy, gerente general de la línea aérea en Argentina.
Para los directivos de Copa, esa es la pinza que atenaza la relación de entrada y salida de divisas vía turismo: el país está caro y tampoco tiene un posicionamiento tan relevante como para atraer a turistas de, por ejemplo, Estados Unidos, un país donde la empresa llega a 13 ciudades.
Si la relación de pasajeros emisivos y receptivos de Copa es -en el país- 70 a 30 desfavorable, en el caso puntual de Córdoba, la relación es 89 a 11. La duplicación de asientos debería traer más equilibrio y la empresa se comprometió a ayudar en una campaña de distintos entes de turismo para promover la visita a Argentina en los destinos donde opera.
Con una flota de 100 aviones (la mayoría Boeing 737 en sus versiones 700 y 800), Copa Airlines opera desde su Hub de las Américas en Panamá 73 destinos diferentes. En total, emplea a unas 10.000 personas, 110 de ellos en Argentina.