Un médico con buen "ojo clínico" es, en términos económicos, un agente eficiente en toma de decisiones de gasto médico. Mientras alguien "del montón" pediría varios estudios y derivaría a múltiples especialistas, un "Dr. House" con "ojo clínico" acierta en menos tiempo y con menos recursos.
Frente a un ACV, no hay margen para el "ojo clínico". En una ventana de pocas horas las unidades de stroke deben "leer" en los estudios por imágenes de qué tipo de lesión se trata (hemorrágica, la menos frecuente pero más grave) o isquémica (más común, un 80% de los casos).
Hasta ahora, los médicos medían "a ojo" en las imágenes grises de las resonancias y tomografías la gravedad de un caso, sin muchos más elementos que su buen criterio y experiencia.
Pero en Argentina ya funciona en dos centros de Buenos Aires la plataforma de software RapidAI, inteligencia artificial que toma las imágenes Dicom (el equivalente médico de los archivos JPG) y las procesa para que los médicos tomen mejores decisiones más rápidamente, explica Renato Cunha, vicepresidente de Ventas y Operaciones de la empresa en la región.
Partiendo de los 40.000 a 60.000 casos anuales de ACV en Argentina, se estima que unas 18.000 personas por año tienen muertes asociadas con esa patología y unas 340.000 personas (el 2% de la población adulta) vive con secuelas de un stroke.
Como explica Cunha: "Rapid es la primera solución de imágenes de accidentes cerebrovasculares impulsada por inteligencia artificial aprobada en Argentina. A nivel internacional, Rapid es también la única plataforma disponible clínicamente validada y considerada por muchos como el estándar de oro para imágenes cerebrovasculares avanzadas".
En efecto, la plataforma recibió en 2020 la aprobación del Anmat y ya está funcionando en el instituto Fleni y la clínica La Sagrada Familia de Buenos Aires.
"Estoy convencido de que en 5 años RapidAI va a ser un estándar con el que van a operar todas las instituciones con unidades de stroke", subraya el representante de la empresa.
Aunque en los países de mejor desarrollo de telecomunicaciones Rapid funciona como una plataforma con muchos elementos en la nube, en Argentina y la región -donde las conexiones son más inestables- el servicio se instala en redes locales de los prestadores médicos. El valor del software y la capacitación respectiva ronda los US$ 20.000 al año, una inversión que es "pequeña" si se la compara con los precios de tomógrafos y resonadores y el equipamiento general de una clínica.
Más horas para salvar vidas y prevenir secuelas
Las horas posteriores tras sufrir un ACV son fundamentales para recibir un tratamiento y reducir la mortalidad y las secuelas. Pero durante décadas se creyó que la ventana de tiempo para su tratamiento era muy reducida. Los fundadores de Rapid teorizaron y probaron que la evolución del ACV ha sido muy variable y que la convencional ventana de tiempo para aplicar los tratamientos puede ser ampliada, lo cual posibilita que una mayor cantidad de personas con problemas cerebrovasculares puedan ser salvadas. Además, reconocieron que la tecnología era el factor limitante y posteriormente lo demostraron a través de ensayos clínicos multicéntricos financiados por National Institutes of Health (NHI), que mostraron avances importantes en la ventana de tratamiento. El resultado es la plataforma Rapid, resumen desde la compañía.
Como corresponde a sistemas basados en inteligencia artificial, a más casos estudiados, mejores decisiones y avances. RapidAI ya procesó más de un millón de escaneos cerebrales en más de 1.600 hospitales de 60 países a los que ahora se suman los primeros dos de Argentina.