-¿Qué van a hacer si sigue la cuarentena y continúa la caída en la recaudación? -Preguntamos a un hombre de consulta del gobernador Schiaretti.
-Todo depende de la estrategia que tenga el gobierno nacional: si la Nación decide coparticipar la emisión, no será necesario un bono.
Así las cosas, en la provincia no descartan recurrir a la emisión de algún tipo de bono o cuasi-moneda. A diferencia de las últimas que emitió el gobierno de De la Sota (con aquel memorable intríngulis de Olga Riutort llegando con las "muestras" desde Chile), se están pensando algunas alternativas digitales.
En Córdoba, la caída de la recaudación en marzo rondará el 20% en términos reales interanuales (marzo 2020 vs. marzo 2019, descontada inflación), pero la merma podría ser del 40% en abril si se prolonga la cuarentena. En esa situación, no solo entrarán en “parate” los pagos a proveedores varios, sino incluso los propios salarios de la administración pública.
Peligrosamente, el gobierno provincial tiene como "plan A" esperar que "juegue" Fernández y su equipo económico. Sin presumir ninguna mala fe, las solas urgencias de la "República del Conurbano" se llevan todo el día en la gestión nacional.
El hotelero, el viajante, el almacenero y la prostituta
El cuento dice así: En una lejana comarca llamada Comechingonia, sitiada por la peste, llega el viajante Juan al hotel del pueblo y dice a Erik, el posadero:
-Quizás me quede esta noche aquí, pero me gustaría ver sus instalaciones. Si le parece, las recorro y como garantía le dejo aquí este billete de 10.000 Lecores.
El posadero Erik, convencido que a esa hora el viajero no tendría otra chance que quedarse en su morada, decide ir ganando tiempo y usa el billete para pagarle a su proveedor de alimentos, Don Euclides, al que le debía dinero y del que iba a demandar insumos para la cena del viajero, además.
Don Euclides celebra el pago e inmediatamente decide ponerse al día con el carnicero (cuyo nombre se perdió en la historia), hombre rústico que acumulaba una buena deuda con niña Ponce, la prostituta de Comechingonia.
Niña Ponce no lo duda: acude a ver a Erik (el posadero) y cancela la deuda que tenía con él por las últimas noches que había utilizado sus habitaciones para satisfacer menesteres de sus clientes.
Justo cuando Erik tiene en su mano el mismo billete de 10.000 Lecores, el viajante Juan regresa a la recepción y le comunica: "Caballero, su hotel es excelente, pero ha surgido un contratiempo y debo marcharme ahora mismo. Si me permite, retiro mi seña".
Así las cosas, el posadero, el almacenero, el carnicero y la prostituta saldaron sus deudas y volvieron a tener crédito, sin que el viajero haya perdido dinero y -acaso- solo un poco de su tiempo.
El cuentito -convenientemente adornado en esta versión- lo cuentan quienes dicen que en la economía de Córdoba -cuando se levante la cuarentena- debería aparecer rápidamente la ayuda del "viajante Juan" que haga circular dinero que finalmente retire del mercado, pero que -en el mientras tanto- serviría para mover la rueda.
Un bono "MaMi"
A diferencia de los Cecor y los Lecor, entre algunos financieros gana fuerza la idea de un bono más mayorista que minorista: con una denominación entre $ 5.000 y $ 10.000, se podría usar en supermercados adheridos y compras varias, pero serviría fundamentalmente para movilizar la actividad inter-empresas y fortalecer una suerte de "compre Córdoba". El bono circularía con más intensidad entre proveedores locales que lo podrían descargar en su cadena de insumos y terminaría llegando a salarios, inevitablemente.
Gráfica Latina: "Estamos listos"
Aunque no han tenido ninguna consulta formal ni informal desde Córdoba ni otra provincia, la empresa cordobesa Gráfica Latina (especializada en impresiones de seguridad) no se asusta ante el desafío de imprimir bonos o cuasi-monedas de circulación pública. Tiene la tecnología y el equipamiento y solo les faltaría -según el tipo de necesidad- importar el papel.
Con certificaciones nacionales e internacionales de calidad en sus impresos y en sus procesos, la imprenta de barrio San Vicente podría ser una alternativa para las provincias que -si la Nación no las asiste convenientemente- deban recurrir a bonos para pagar sus sueldos.