“Los que acampan en Monsanto no son chicos oriundos de Malvinas y no conocen la realidad de nuestro pueblo”, nos dijo una vecina de Malvinas Argentinas que se visitó la planta de Rojas (similar a la que se pretende levantar en Córdoba) junto a un contingente de periodistas y especialistas.
¿Las plantas acondicionadoras de semillas de maíz contaminan? La propuesta de Monsanto era mostrar cómo es el proceso y despejar todas las dudas que pudieran surgir. Fuimos, vimos, preguntamos y ahora contamos.
Las espigas de maíz llegan en camiones y se descargan en líneas de recepción. Unas cintas transportadoras llevan el material a unas máquinas deschaladoras para remover la chala de la espiga. Llegan a una mesa de selección donde los operarios separan aquellas espigas que todavía tienen restos de chala (para que vuelvan a pasar por las deschaladoras) o espigas que no están en condiciones de seguir el proceso productivo.
Una vez deschaladas, las espigas pasan al cuarto de secado para que la humedad descienda hasta un 13% y así que sea más fácil el siguiente paso, el desgrane. Sin embargo, el suelo queda lleno de polvillo y restos de espigas, pero unos tubos estractores aseguran de dejar limpio el aire.
La semilla se separa por medio de fricción y se almacena en silos para luego clasificarse y remover aquellas piezas con diferencias de color. Unas mesas vibratorias las separan por densidad para que cumplan con los estándares de calidad.
“El recubrimiento de semilla le brinda una protección para ser sembrada”, explican desde Monsanto por qué las semillas tienen distintos colores. Las rojas son las convencionales; las amarillas, resisten a los insectos y las verdes tienen herbicidas. ¿Es perjudicial para la salud?, le preguntamos a la ingeniera agrónoma y profesora de la UNC Alicia Cavallo: “los curasemillas son el tratamiento más seguro desde el punto de vista de manejo de plagas porque se usa una mínima cantidad de insecticidas o fungicidas para evitar el ataque de hongos o insectos que obligarían a realizar un tratamiento cuando el cultivo está implantado”. ¿Qué tiene la mezcla? Agua, colorante, funguicida o insecticida y un adherente.
¿Por qué envuelven la semilla con estos productos? Desde Monsanto indican que de lo contrario los productores agrícolas optan por aviones aspersores contaminando el aire; de esta otra manera, las semillas vienen impregnadas con el producto.
El último paso es el empaque y distribución. “Si la planta se encontrara en Córdoba sería más económico y la huella de carbono sería mejor porque el transporte del centro del país al resto de las provincias sería más corto”, agregan desde la empresa.
“Conocimos y vimos de qué se trata -nos cuenta la vecina de Malvinas Argentinas- Yo hablo con los chicos que acampan todos los días y realmente sería una pena perder una oportunidad de desarrollo en la región como ésta por un conflicto así”.
La especialista agrónoma comenta: “yo no es que crea, estoy segura que la planta de acondicionamiento de semillas no provocará ningún daño a la población sea de monsanto o de cualquier otra empresa”.
En otros ámbitos que siguen de cerca esta disputa, afirman que si bien no sería deseable para la provincia tener que llegar a una instancia de plesbicito, hoy por hoy empiezan a confiar que los vecinos están cada vez más esclarecido sobre los beneficios de esta radicación.
Monsanto empieza a ganar la batalla de la opinión pública en Malvinas Argentinas
Los cuatro grupos ambientalistas que se oponen a la instalación de la planta de semillas de maíz en Malvinas Argentinas no son iguales ni piensan lo mismo. Recientemente la empresa avanza explicando las bondades de este proyecto y de a poco -dicen- empiezan a dar vuelta la opinión pública a su favor. Hay quienes sostienen, incluso, que la instalación de la planta ganaría un eventual plebiscito. InfoNegocios se metió dentro de la planta de Monsanto y te cuenta qué vio.