Moratta, Hard Rock Fernet y la teoría de la ventana rota
En febrero de este año -de pura ¿casualidad?- nos metíamos en este tema (ver aquí): “Bautizar un bar como `Hard Rock Fernet´... seguramente les pareció algo `divertido y piola´ a los respectivos dueños de los locales en Nueva Córdoba que trabajan bajo esas marcas. Supongo que saben (aunque no dimensionan) que están cometiendo un delito...”.
Y leyendo La Voz (ver aquí) me entero que el autor de esa “picardía” (que es delito) es Franco Moratta, el desaprensivo conductor del Mini Cooper que atropelló a Nicolás Sánchez, no lo socorrió, huyó y se escondió hasta que el acoso periodístico (y del fiscal) lo terminó acorralando.
Y como es políticamente incorrecto hablar de “tolerancia cero”, les tiro el debate sobre la “teoría de la ventana rota”, la idea en la que se inspiró Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, cuando cambió la forma de abordar el delito: “Si un edificio antiguo tiene un cristal roto que no se repara, al poco tiempo aparece otra ventana con el mismo estropicio. Y luego, otra. Después comienza a amontonarse basura frente al portal, empiezan a merodear pequeños delincuentes, aumenta la inseguridad… En definitiva, todo el barrio se degenera por culpa de una ventana rota”.
Llamar Hard Rock Fernet a un bar seguramente era una “picardía” para Moratta. Pero en ese mismo “gen” de conducta no corregida estaba -quizás, pero estoy seguro- la forma en que se comportó cuando se subió a un auto que físicamente no podía manejar y lo que hizo después de atropelar a Nicolás Sánchez.