Un libro de 50 páginas, abrochado en el lomo y con tapa de 200 gramos (o sea, la “típica” tapa de libro) tarda exactamente 1 minuto 20 segundos en imprimirse. Casi lo mismo que le ponemos a un plato de comida en el microondas. ¿Qué tal?
“La impresión de libros bajo demanda es una realidad y las imprentas más importantes del país que se dedican a imprimirlos hoy ya tienen equipamiento Ricoh, y en el corto plazo la mitad de la impresión de libros se hará de esta manera”, asegura Nicolás Martín Rugo, ingeniero de Preventa de Impresoras de Producción.
En Córdoba, la máquina de hacer libros se consigue en Reset, distribuidor de Ricoh, en la web y su valor arranca en los US$ 25.000. La impresión es láser y la diferencia con una fotocopiadora consiste en que posee una tecnología más avanzada que, entre otras cosas, le permite soportar largos ciclos de trabajo.
Este servicio es ideal, por ejemplo, para alguien que quiere autopublicarse o para hacer libros personalizados como regalos “distintos” y originales. También para generar textos únicos para distintas casas de estudios (escuelas, universidades) y hacer tiradas sin una cantidad mínima de ejemplares.
Otro concepto que cambia con esta modalidad es el de “stock físico” para pasar a ser virtual, con el ahorro de espacio físico, material y el riesgo que eso implica. Es decir, ya no se piensa exclusivamente en lanzamientos respaldados por una gran tirada de impresión inicial, sino que se habla de stocks virtuales, con una gama mucho más amplia de libros en un formato electrónico que, de ser necesario, se pueden imprimir de un día para el otro si un cliente así lo pide.
“El concepto es imprimir en el momento que quiero, la cantidad que necesito, sin procesos complejos de preprensa, sin desperdicio y a un precio accesible”, resume Rugo. “Así, las posibilidades de impresión se abren a un gran número de personas que hasta este momento lo veían como un imposible o algo muy complicado”.
Según Manuel Azurmendi, del área comercial de El Zócalo Gráfica & Editorial, “la máquina” les resulta de mucha utilidad para los libros por demanda, tanto por la calidad de impresión como por el costo. “Brinda la posibilidad de desarrollar distintas alternativas comerciales, sobre todo en este momento donde hay demanda de tiradas más chicas y que salgan con más rapidez”, explica. “También puede complementar la impresión offset tradicional o ser adquirida por negocios que quieran cubrir la demanda de autores que quieren autopublicarse y así ofrecerles un servicio completo de edición”.