Si Kraft compra Cadbury, Arcor deja de ser el mayor fabricante de caramelos (y no sólo eso)

El “coqueteo” entre Kraft y Cadbury -si finalmente se concreta la fusión- le quitará a Arcor uno de sus más sentidos pergaminos: ser el primer fabricante mundial de caramelos.
Es que la norteamericana Kraft (U$S 42.000 millones de ventas anuales con marcas como Milka, Shot, Oreo, Tang, Express, Toblerone) anunció que insistirá en su plan de comprar la británica Cadbury (U$S 8.800 millones de facturación anual y marcas como Bazzoka, Beldent, Bubbaloo, Chiclets, Halls), tras una oferta que ésta última rechazó por insuficiente.
Semejante megafusión internacional sin dudas no es una buena noticia para Arcor tampoco en el plano regional, donde resignaría el título de mayor exportador de golosinas de Argentina, Brasil, Chile y Perú.
Pero más allá de estos rótulos simbólicos, el movimiento de Kraft sobre Cadbury también empieza a marcar los límites de la estrategia de Luis Pagani (foto), que hasta ahora ha sido más bien timorato en su política de alianzas: después de comprar la chilena Dos en Uno y algunas marcas locales (como La Campagnola), Arcor mantiene una alianza con Bagley y otra con la mexicana Bimbo, pero demora su proyecto de apertura de capital a la bolsa que le daría mayor proyección mundial.
Con ventas globales de unos U$S 2.300 millones, Arcor es un gigante para Córdoba, una gran empresa para la Argentina, pero apenas un jugador mediano en un mapa mundial donde los grandes se hacen cada vez más grandes y dejan menos espacio al resto.

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