Milei siempre demostró el “teorema de Baglini” que postula que las propuestas de los candidatos son inversamente proporcionales a su cercanía al poder: lejos de la Casa Rosada el libertario proponía la dolarización, el cierre del Banco Central como emisor de moneda y pasar la motosierra al gasto público.
Al contrario de aquel postulado del dirigente radical, Milei no fue “recalibrando” sus propuestas conforme crecía en las encuestas, pero ahora ya no está en campaña. Desde este domingo es el presidente electo, un lapso de apenas 3 semanas hasta ser investido presidente de forma efectiva.
Recortar el gasto público en el presupuesto 2024 para lograr el equilibrio fiscal es el primer y más urgente desafío para intentar generar una confianza inicial en los mercados y poder sentarse con el FMI a revivir el acuerdo de vencimientos de los próximos años.
Desarticular la “bomba” de los pasivos remunerados del BCRA (Leliqs y -cada vez más- pases) e intentar avanzar hacia un mercado único de cambios demandará una coordinación y un pulso de cirujano cerebral.
Y en medio de las reformas de primera generación (con ajuste de burocracia y recortes “a la casta”) Milei deberá seguir el día a día: pagar aguinaldos y gastos corrientes de diciembre, de movida. Aunque le dé náuseas, no tendrá más remedio que recurrir a la emisión monetaria, especulan los que conocen cómo quedará la caja del sector público nacional.
Si es verdad (como se especulaba al cierre de esta edición) que Sergio Massa tomará licencia en sus funciones de súper ministro, Milei empieza a recibir zancadillas desde antes de la largada.
Para una porción importante de la opinión pública, la gestión Milei inició simbólicamente este domingo a la noche y -hábil como siempre- Massa lo dijo claro en su anticipado discurso al asumir la derrota: desde mañana todo será “tu responsabilidad”.
En su veloz carrera al poder, Milei jugó con aciertos propios y grandes errores del gobierno y la oposición. Su discurso se centraba en abrazar las ideas de la libertad que nos hicieron un gran país que ya nadie recuerda. Ahora llega la hora de apretar los botones desde el despacho principal de Balcarce 50. Y nadie imagina 100 días de luna de miel sin alguna medida efectiva en el medio.
Aunque no lo quiera, el reloj ya corre contra Milei.