El amor que tiene Noelia García Ru por la pastelería data de hace muchos años, cuando era pequeña y visitaba a su abuela, quien años más tarde le heredó todas sus recetas.
Ya de grande, en 2015 empezó a hacer tortas con una amiga para pagar sus gastos mientras estudiaba veterinaria. El emprendimiento no funcionó y continuó dedicándose a su carrera. Pero, años más tarde, en 2017, lo intentó de nuevo y fue el punto de partida de un imperio: Mandala Cakes.
Desde un departamento en barrio Cofico, Noelia vendía tortas por Instagram y todo marchaba viento en popa. Llegó 2019, se recibió de veterinaria y decidió colgar el título para dedicarse de lleno a la pastelería. En ese entonces ya era uno de los emprendimientos más conocidos de Córdoba por sus particulares tortas y por tener una forma peculiar de venta: un día de la semana a las 13 horas lanzaba un combo de porciones y en menos de 20 minutos agotaba el stock.
Reconvertirse en pandemia
“En 2020 habíamos logrado tener un espacio para la pastelería. Era el mismo departamento donde trabajábamos y vivíamos. Logramos mudarnos de ahí y dejar el departamento equipado solo para eso”, cuenta Noelia.
También relata que ella junto a su novio y socio, Martín, contrataron dos personas para dar respuesta a la alta demanda que estaban teniendo. “Un día habíamos llegado al techo, no teníamos más espacio. Ya teníamos cuatro heladeras, pero no se podía conectar nada más en ese departamento. Ahí se me prendió la idea de tener un local”.
“Pero no tenía los medios y no tenía ahorros copados como para iniciar. Era medio una utopía”, continúa. Pero, la emprendedora cuenta que un día navegando por Facebook se topó con una publicidad de Mercado Libre. Se trataba de un local en alquiler sobre la calle Obispo Salguero, en Nueva Córdoba, justo donde ella vivía cuando se vino de Salta a estudiar a Córdoba.
“Fuimos a verlo y nos enamoramos. Dijimos “como sea, lo levantamos acá”. Además, sentíamos que todo nuestro público estaba en Nueva Córdoba. Firmamos el contrato en noviembre de 2020 y recién en abril de 2021 pudimos abrir. Fueron varios meses de remarla”, afirma.
La inversión
Para cumplir su sueño de un local a la calle, Noelia tuvo que “vender absolutamente todo” para armarlo. Es así que con una inversión de $ 8.000.000 puso en pie la pastelería, que inauguró el 22 de abril de 2021.
“Vendimos el auto, vendimos todo y lo metimos al local. Realmente hicimos un trabajo de hormiga”, dice. Asimismo, destaca que considera que su apertura fue diferente a otras: “Considero que la marca ya estaba un poco posicionada. Entonces, el camino recorrido fue diferente a otros locales porque la mayoría primero abre y luego se hacen conocidos. A nosotros nos pasó al revés. Ya éramos conocidos y teníamos esa presión de no defraudar a la gente y hacerlo bien”.
En este sentido, la emprendedora confiesa que las primeras dos semanas fueron “bestiales” porque tenían que cerrar el comercio a las 17 horas por quedarse sin stock. La cola de gente para comprar era constante, incluso muchas veces llegaba (y llega) a dar vuelta la manzana por la calle Rondeau.
“Éramos cinco trabajando, los mismos cinco pasamos del departamento al local y la verdad que fue bestial. A las dos semanas empecé con entrevistas para tomar gente, que se fue sumando de a poquito”, recuerda
Hoy Mandala Cakes cuenta con 18 colaboradores y sus ventas no dejan de crecer. Venden alrededor de 1.500 tortas enteras por mes, cuyo valor unitario ronda los $ 8.000. En cuanto a los demás productos, comercializan de manera mensual 14.000 porciones y 2.200 combos “popurrí”, que consisten en seis cuadrados de diferentes tortas.
Hace unos meses sumaron a la pastelería un café al paso y 30 variedades de comestibles dulces y salados de panadería, que se suman a los 54 tipos de tortas. “En un principio la idea del local es que sea con espacio afuera para sentarse, pero el ritmo nos comió. Teníamos previsto un baño adelante y cuando vimos que no nos alcanzaba el espacio de guardado, tuvimos que ocupar ese espacio”, comenta.
Un consejo para emprender en el rubro
Noelia explica que armó su local junto a un bromatólogo, que le indicó exactamente cómo debía estructurar cada espacio. En este sentido, aconseja tener un buen equipo e indica que el asesoramiento es fundamental. “Busquen gente de confianza, uno solo no puede sinceramente. Uno piensa que va a poder hacer todo y que va a tener los conocimientos para todo. Te podés instruir y saber mucho porque es súper necesario para poder confiar también en los demás”, asegura.
“No es cuestión de contratar un contador y nunca más ver que es lo que hacer. Hay que saber mucho para meterse y estar al día, ver lo que van haciendo”, ejemplifica.
También aconseja perderle el miedo a las diferentes inspecciones que tiene un comercio gastronómico. “Mientras uno sea organizado y tenga todo al día, no hay manera de que alguien te cierre el local. Yo creo que ese es el medio más grande que tiene uno cuando da este salto”, agrega.
Lo que se viene
Para este año, Noelia y Martín decidieron quedarse “un poco quietos para ver si se estabiliza un poco la situación económica” y buscar con tranquilidad un segundo local.
“Esta vez no quiero que nos pase lo mismo que con este, quedarnos en cero y realmente tener que pelearla mucho para volver a tener stock. No quiero que nos afecte a ese nivel, sobre todo porque ya no somos solo dos, sino que tenemos 18 personas atrás”, explica.
En este aspecto, adelanta que el próximo local esta previsto para la zona norte de la capital cordobesa, donde tienen gran parte de la clientela.