Durante el último almuerzo del Ciclo Voces Federales que organiza la Fundación Mediterránea, aseguró que el modelo K termina con los mismos errores que el epílogo de la Convertibilidad: un Déficit Fiscal (del 6,4%/PIB) y un atraso cambiario que lleva a la moneda nacional a valores similares a los de 2001.
“El déficit que otrora generó desempleo y ahora inflación y el atraso (cambiario) disminuye exportaciones e impide financiamiento a tasas razonables”, señaló.
En ese sentido, explicó cuáles son los posibles escenarios para el año próximo pero alertó que para bajar la inflación sin recesión “lo primero será arreglar la desigualdad de precios relativos”.
El próximo gobierno debe construir un puerto, que no es otra cosa que conseguir dólares para evitar que caigan las reservas -explicó- y estimó qué puede ocurrir el año próximo.
“Hay una baja probabilidad de que al mismo tiempo se devalúe y se arregle el problema con los Holdouts o de que, en sentido contrario, no se toque el tipo de cambio y no se haga nada con el problema de la deuda”, sintetizó.
Es más probable -avizoró - que ocurran escenarios intermedios: si se arregla la deuda y no se devalúa la inflación será de entre el 30% y el 35%, los salarios reales y el desempleo seguirán iguales, el crecimiento del PIB será de a lo sumo el 2% y se evitará una fuerte recesión.
Si la opción es devaluar -como ocurrió en enero de este año- la inflación será de entre el 45 y 50%, aumentará la desocupación con una caída de los salarios reales y habrá recesión, estimó.
“Hay una expectativa nacional de un cambio que hoy la dirigencia política puede canalizarlo, pero esa oportunidad se da con proyectos serios”, dijo en igual sentido Martín AMengual, el presidente de la Mediterránea.