“Jaime Campos es la prueba viviente del fracaso de AEA”.
Eso, textualmente, me dijo un histórico referente del empresariado cordobés en los pasillos del gran evento que realizó la Fundación E+E y donde estaba invitado como orador el presidente de la Asociación Empresaria Argentina. Es que más allá de sus definiciones “lavadas” y obvias, Campos vino a remplazar a Luis Pagani frente a AEA porque los dueños de las principales empresas de Argentina “arrugaron” frente a las embestidas del gobierno. Esta asociación nació -nos explicaba nuestra fuente- como una organización que nucleaba sólo a dueños, a “los que mandan” dentro de las principales compañías nacionales (Arcor, Techint, Clarín, Roggio, AGD y varias más). Pero tras un par de años de hacer raros equilibrios y esquivar definiciones, la polarización del kirchnerismo asustó a los miembros de AEA y -quizás- ninguno quiso agarrar la “papa caliente” de la presidencia y sentaron en ese sillón a un gerente -muy prolijo y bien intencionado- pero que no deja de ser un vocero.