La historia siempre nos define, por ello, volamos un toque al pasado: Kaia creciendo en libertad comenzó hace 8 años atrás cuando nació Lola, hija de Yanina y Álvaro. Desde un primer momento, ellos querían que Lola crezca en un ambiente libre.
Durante el embarazo de Yanina y el primer año de Lola, todos vivieron en Misiones en el medio de la selva y, atenti, sin señal y sin celulares. ¿Suena loquísimo, no? Bueno, para ellos no. En ese tiempo, se nutrieron de nuevas pedagogías para tener en cuenta a la hora de criar a su hija, y una autora en específico llamó su atención: Emmi Pikler, una médica que escribió el libro “Moverse en libertad”, donde habla del desarrollo de la motricidad en el niño y de la importancia de la libertad en los movimientos.
El mobiliario Pikler, instaurado por esa médica, son unos muebles que sirven para que el niño desarrolle su motricidad mientras juega, estimulando autonomía, independencia y libertad. El padre de Lola comenzó a fabricar mobiliario para ella y fue el que posteriormente comenzaron a comercializar. “Nos basamos en el mismo mobiliario que usaban en Loczy, el orfanato en el que trabajaba Pikler en 1946, y pudimos descargar unos manuales de internet donde especifican medidas y detalles para hacerlos exactos”, comenta Yanina.
Ahora, ¿de dónde viene el bambú? Es así: “Nosotros sentíamos que necesitábamos innovar, así como fuimos de los primeros en fabricar este mobiliario, sentíamos que también necesitábamos hacer algo distinto y relacionado con nuestra filosofía de vida, con todo lo que es la ecología y la sustentabilidad”, expresa Yanina.
“Nosotros somos súper conscientes con el medio ambiente y nos pareció que hacer juegos de bambú era lo nuestro, y lo que necesitaba Kaia para crecer y seguir siendo pioneros, después de tantos años en el mercado”, agrega.
¿Qué productos tienen? Hay varias líneas de productos: desde muebles Montessori, juegos de madera inspirados en la pedagogía Pikler dónde estimulan el movimiento libre, la línea de juegos de bambú y también venden composteras (que no tienen que ver con los niñxs pero sí tienen que ver con nuestra filosofía de sustentabilidad). Las hamacas, por ejemplo, tienen un costo desde $ 3.000. Ofrecen muchas facilidades de pago y pueden comprar hasta en 18 cuotas.
En cuanto a proyectos, ambos tienen como visión seguir diseñando nuevos productos para hacer de la crianza de los niños algo más divertido y saludable. La posibilidad de crecer en libertad es algo único y es lo primero que la marca desea sostener en el tiempo.