“En la región, Argentina y Brasil se han estancado en el trienio 2012- 2014, aquí las Reservas alcanzan para sólo 4 meses de importaciones, pero en Brasil equivalen a 20 meses”, explica el estudio.
Desde 2003, excepto casos como el de México, la gran mayoría de los países latinoamericanos se beneficiaron enormemente por la suba de los precios de las materias primas, pero algunos se enfocaron en gastos corrientes y otros privilegiaron más la infraestructura.
Todo esto hizo perder exportabilidad a las economías, con un balance más negativo para nuestro país: las exportaciones de Brasil duplicaban a las de Argentina hace quince años, y ahora las triplican. En la última década, en la Argentina, la participación de los sectores que producen bienes comercializables internacionalmente pasó de 32,7% a 28,4 % del PIB (a precios constantes) y la suma de exportaciones e importaciones se achicó de 31,5 % a 26,8 % del PIB (precios corrientes).
¿Qué pasaría si de repente el país contara con US$ 30.000 millones extras? Se pregunta el economista Jorge Vasconcelos, investigador en Jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea.
“Si llueven dólares La economía argentina es como un barco varado en la costa de un río. Una inyección inesperada de divisas frescas serviría para sacar a esa embarcación de los bancos de arena pero, con poco combustible en los motores y el timón averiado, podría volver a encallar en el siguiente recodo”, explica.
Sucede –prosigue- que en términos económicos, las importaciones escalarían a un ritmo muy superior al de las exportaciones, por lo que el déficit de cuenta corriente (base caja) del balance de pagos, que hoy es de 1,7 puntos del PIB, rápidamente se duplicaría. Iríamos a una situación como la de Brasil, que tiene un déficit de cuenta corriente de 3,8 puntos del PIB...y encuentra dificultades para crecer pese a que tiene US$ 380.000 millones de dólares de reservas.
“La resaca que nos deja el repliegue de los precios de las commodities es que llegamos muy rápido a un punto en que las cuentas externas encienden luces amarillas, sin que la actividad esté en auge, ni mucho menos. Es que el gasto público ha quedado en tal nivel que se consume los ahorros de la economía y esto lleva a una tendencia insostenible de las cuentas externas”, sostiene.
Para muestra, unos datos: Brasil, con el auge de las materias primas elevó el gasto público en 5 puntos del PIB entre 2003 y 2013. En la Argentina, se estima un aumento de 14 puntos del PIB para el mismo período.