La familia Iudicello llegó a la ciudad cuando tenía apenas ocho manzanas comerciales, y se instalaron en una vieja recova ubicada detrás de la Catedral. Pocos años después esa zona fue derribada para construir la Plazoleta del Fundador, por lo que los Iudicello trasladaron su negocio a la Av. General Paz 338, lugar donde hoy sigue en pie. 70 años después, la tradicional pizzería sigue en manos de la familia, hoy Pedro Iudicello, nieto de don Liborio mantiene las recetas y costumbres de aquellos orígenes.
El nombre de la pizzería no proviene de la familia ni de un italiano, sino que es un homenaje al primer maestro pizzero, Luis Gabrijelcic, traído a Córdoba por los Iudicello desde la famosa pizzería porteña “Las Cuartetas”, la cual se fundó en la década del 40. Fue justamente Don Luis quien supo adaptar sus recetas al gusto local, logrando ventas que superaban las 600 pizzas por día.
Pizzería Don Luis es un icono de Córdoba, pero también del interior del país.
¿En qué se diferencia la pizza cordobesa de la porteña? “Nosotros tenemos otro concepto en cuanto a la disposición que ponemos el queso, arrancando de ahí, el tipo de queso, el tipo de salsa, la altura de la masa. Nosotros hacemos una masa de retardo de 48 horas, ellos no hacen eso. Es una pizza de molde, así arrancó hace 70 años atrás, generosa, también como la pizza porteña, pero no que desborde tanto queso, tanta mozzarella. Al cordobés le gustan mucho los sabores picantes, le gusta el ajo, le gusta la provenzal, le gusta la de jamón, morrón y anchoas, le gustan los sabores fuertes, y nosotros siempre hemos mantenido ese sabor”, menciona Pedro.
Dato distintivo: Pizzería Don Luis hizo por sus 70 años la pizza cuartetera, con mortadela, con chimichurri, lo que habla un poco de la impronta del cordobés.
El arte y la cultura están presentes en todos los espacios de Don Luis. Su fachada ostenta desde el año 2009 una enorme escultura de 9 metros, obra del artista cordobés Antonio Seguí. En su interior funciona el Primer Museo de la Pizza del Mundo, lugar espacio cultural donde se pueden apreciar el horno, los cuchillos, las tablas, la pala y la balanza que estaban en el momento de la creación del local. Y hacia el fondo se encuentra “El Quincho”, un espacio colectivo para que los artistas cordobeses puedan expresar todo su talento, de manera totalmente gratuita.
“En la vida aprendí que la generosidad es una gran virtud, pero también es un gran negocio, todo lo que das, vuelve siempre multiplicado con creces”, finaliza Pedro.
Como en cada ocasión que nos encontremos, reiteramos la invitación a sumarte, a seguirnos, a ser parte de esta movida que involucra a todos los cordobeses, porque todos #somosutuco.